lunes, 10 de diciembre de 2012

El tiempo y su velocidad... real...


Hace unos días volví a escuchar la expresión de que los años se pasan rápido. “Okey”, no voy a negar que nos puede dar esa impresión a todos; o al menos a la mayoría. Pero si nosotros volvemos al recuerdo de lo pasado y podemos VIVENCIAR lo acontecido (porque seguramente andábamos “dormidos” y, en su momento, no lo hicimos) probablemente notemos que el tiempo no pasó tan rápido. ¿O sí? A lo mejor, de todos modos, el tiempo parece haber pasado rápidamente. ¿Y por qué se da esto? Sencillo, se los voy a decir y gratis, de generoso que soy. Bueno, no tan free, tal vez haya que pagar, porque la conexión a Internet no es gratuita...

En fin, la cuestión es que el tiempo nos parece que pasa volando porque... ¡¡¡Nuestra mente es la que vuela!!! Ajap, a mil por hora, o más todavía. Incluso en los días de vacaciones uno suele estar con mil pensamientos, pero de otras cosas, no de las habituales. Es una lástima, porque si no nos desenganchamos ni siquiera en las vacaciones, la mente sigue sin tener un descanso real. Así que si no somos capaces de calmar a la loca-“mente”, difícilmente (difícil, pero solo para la mente...) podamos vivenciar alguna situación de manera real. Aunque tampoco irse al extremo: Por ejemplo, si en el trabajo nos piden tal cosa importante lo más rápido posible y no la hacemos con cierta velocidad, sentido común mediante, ya seríamos unos bobos... entonces, la idea sería que tomemos las cosas con más calma y en un punto medio. Fácil, ¿no?

Yo puedo decir que soy calmo, todo un pancho :-) y es por eso que, por ejemplo, me tomo mi tiempo al bañarme. Porque disfruto el baño. No puedo decir lo mismo sobre comer, cosa que recién estaba haciendo mientras escribía y eso que nadie me apuraba, en lugar de disfrutar de la comida y luego escribir. El apurado soy yo que quiero ir al gimnasio, pero la prioridad es escribir esto que tengo en la mente, porque si no después me olvido gran parte de ello o no tengo la inspiración; ahora sí, porque es EL MOMENTO, ténganlo en cuenta los que gustan de escribir.
Pero volviendo a la cuestión, si no nos detenemos a disfrutar más de las cosas, los años van a pasar LITERALMENTE volando. Aprovechemos para disfrutar de todos los momentos que podamos. Cualquiera, ¿eh? Yo recién venía caminando, todo emponchado y cargado hasta las tarlipes y, sin embargo, se me ocurrió disfrutar del trayecto desde la verdulería hasta casa, unas 2 cuadras. ¿Muy simple? Sí, demasiado tal vez, pero es que justamente ese es el tema: no tiene que ser algo complicado o muy grosso para que disfrutemos, o puede que sí, pero si no ponemos manos a la obra, práctica, de nada nos va a servir leer esto. Porque la teoría puede ser muy linda para acumularla en el cerebro, pero si no ponemos manos a la obra, no nos terminará siendo útil.

Entonces, a recordarlo: desacelerarse y lograr disfrutar al máximo de cualquier momento; sobre todo, de los más lindos. Ahí cada cual tendrá su gusto, pero si se observaran a sí mismos, se darían cuenta que ni de los lindos momentos disfrutan realmente. Y eso por andar recordando algo que pasó (el recuerdo, pasado), mirar a una chica linda que pasa (presente, pero sin atención real al momento) o maquinarse con que un tsunami podría venir y arrasar todo a su paso (futuro, lo más tonto, porque nadie conoce lo que vendrá) no tiene utilidad. En cambio, tratar de mantenerse en el momento presente, con la mayor atención posible, es una de las claves para pasarla bien (para disfrutar en general me refería, ¿eh?).

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