domingo, 15 de diciembre de 2013

Lanzarse al vacío

Frase osada como para ponerle un título a un escrito. Pero más bien, la intención que le quiero dar es: “Lanzarse al vacío… de lo desconocido”.

Sabemos que en la vida vamos aprendiendo cosas nuevas. Esas cosas nuevas pueden llegar a resultarnos placenteras, por esto de realizar algo como “la primera vez”. O sea, cuando no teníamos pre-conceptos sobre lo que debíamos esperar o hacer, cuando éramos inocentes con respecto a esta situación. Pero también puede ocurrir que lo nuevo que aprendamos nos genere rechazo, por ser algo que no tenemos ganas de aprender, al menos inicialmente. En este caso, la experiencia nos resulta más complicada porque nos sacan de lo conocido, aunque está bueno porque nos des-maquinizan.

En el Coaching están explicados muy claramente estos temas sobre el aprendizaje, separándolos en 3 zonas:

La zona de confort, lo conocido. Lo que alguna vez aprendimos “por primera vez”, pero como ya lo adoptamos al disco duro de la mente, es lo que nos parece habitual. Pero si queremos aprender, no podemos quedarnos ahí, hay que seguir. Y entonces aparece:

La zona de expansión, el momento en el que nos animamos a salir de la zona de confort. Podemos decir, cuando tomamos coraje y “nos lanzamos al vacío”. Estamos en busca de adquirir nuevos conocimientos. Sin embargo… no conocemos eso que queremos obtener, nos encontramos nuevas situaciones que puede que nos parezca que son muy difíciles de resolver y no le encontramos la vuelta. En ese momento, podemos decir que se produce un quiebre en nosotros. Entonces, entramos en:

La zona de pánico, que es cuando tenemos que DECIDIR que hacer, hacernos cargo. Y allí, puede que nos den ganas de volver a la cómoda zona de confort, por algo el nombre. Este es el momento indicado para decirles que quise titular este escrito como “lanzarse a la pileta”, pero no me atrapó el nombre. Porque si te lanzás al vacío y te arrepentís en el camino… mejor haberse tirado agarrado de una soga. Perdón, me fui de la idea principal. Retomando, a veces volvemos a lo conocido, en otras ocasiones no, y enfrentamos la situación, yendo para adelante. Esta es una forma rápida que nos lleva a aprender, aun cuando nos equivoquemos en varias partes del camino. Como decía la señorita Rizos, del “Autobús mágico”: “Vayan niños. Aprendan, diviértanse, cometan errores”… Cometan errores… me lo imagino a mi jefe escuchando que alguien cometió un error… Pero en la vida, vamos a lograr aprender de esa manera.

Y ya saliéndome de mi forma de interpretar uno de los temas aprendidos en Coaching (esta también es una forma de expresar que aprendí; decir que es mi interpretación, no la verdad única e irrefutable) quiero terminar de hacer hincapié en eso de querer volver a la zona de confort. Algo que todos conocemos, no nos hagamos los grandecitos... Si hablamos del karma y de la reencarnación, podemos decir que toda aquella situación que evitemos, va a volver a pasar más adelante, sea en esta encarnación o en otra. En todo caso, cuando nos sintamos preparados, podemos enfrentarlas más “conscientemente”. Ya que a veces, simplemente aparecen esas situaciones y las enfrentamos porque nos sentimos como “obligados” a reaccionar. Pero poder tomar valor y enfrentar una situación de manera más voluntaria, o sea “yendo para adelante”, nos va a dar una sensación de realización, de habernos hecho cargo y de sentirnos capaces para eso.

A lanzarse al vacío, pues (ok: a lanzarse al vacío, entonces)…





lunes, 21 de octubre de 2013

Desencarnación 2: Acerca de los velatorios y las flores...



La verdad que nunca había ido a un velorio. Bueno, en realidad, a los 7 u 8 años, no recuerdo de quién, pero tuve que ir porque no me podían dejar solo en casa, lógicamente. Pero de más grande siempre había evadido eso. Creo que me impresionaba el hecho de ver un cadáver.

Hoy tomé una decisión distinta: una tía por parte de mi mamá había fallecido. Ya estaba mal desde hace un tiempo, por lo que, posiblemente, lo que pasó fue lo mejor, tal y como opinaba en su momento acerca de lo de mi abuelo. El tema es que me decidí a ir, más por brindar un pequeño apoyo que por otra cosa. Y así fue. No sin antes observar un detalle que puede ser muy obvio para los demás: siempre hay una florería muy cerca de las cocherías... “Las tumbas son para los muertos, las flores para sentirse bien” plasmaron los Cadillacs. Yo creo que ni tumbas hacen falta, ya he expresado que el cuerpo físico me parece algo que ya no cumple ninguna función cuando el ser que lo habitaba ya no está.

Luego de llegar, pude notar que había 4 salas. Ahí fui recordando de qué manera se lucra con estas cosas. Pero lo más importante fue que, esta vez, si vi a mi tía (o sea, la persona fallecida) en el cajón. Fue algo extraño, debo reconocerlo. Aunque su alma, probablemente, ya no anduviera más ni por ahí ni en ese cuerpo, me dio la sensación como de que estaba REALMENTE estaba descansando en paz.

Me habré quedado una media hora (solo después me di cuenta del tiempo), aunque sin hablar con nadie, más allá de haber saludado a mis familiares. Me quedé observando a la gente. Había algunos hablando, lamentándose, algunos de los más cercanos llorando y otros que podían esbozar algunas sonrisas, como para no contagiarse del clima típico de un velorio. Y a propósito de eso, en un momento empecé a bostezar. Primero, creí que era por el sueño, aunque después me pareció que sería la baja vibra del lugar. Unos minutos después, consideré que ya era hora de irme.

Es una lástima que no nos enseñen de chicos cómo es esto de la muerte, o una cosa distinta a la habitual. En la India, si no me equivoco, hay otra concepción sobre la muerte. A los más chicos se les enseña de entrada lo del abandono del cuerpo físico. No digo que no duela la partida de un ser querido, pero esto del velatorio realmente me parece un asqueroso negocio. Ni hablar, de los cementerios. El dinero que sale realizarlo es increíble.

En fin, cada uno con su creencia, pero cada uno la elige; ergo, puede elegir cambiarla si le parece necesario. No es tan fácilmente digerible, para la mayoría, lo de la desencarnación y, mucho menos, lo de la Reencarnación, pero es una interesante forma de ver la vida. Sobre todo, para los que creen en Dios, porque da la pauta de que estamos en presencia de un Ser maravilloso, que nos da la posibilidad de aprender en distintas experiencias. Si no tenemos el recuerdo de las anteriores (por lo menos no el recuerdo vivo) es porque hay faltas muy duras que cometimos y que, si las supiéramos, podrían hasta matarnos de la vergüenza. El cielo y el infierno, que queden para otro momento. Bah, verdaderos infiernos vivimos en vida, a veces. Y en verdaderos Paraísos nos encontramos, solo que no solemos darnos cuenta de que todo eso es solo un estado mental.

Y para culminar, volviendo al tema de las “faltas” (al Amor, la Ley Fundamental del Universo) que hemos cometido, es muy lógico que nos toque lo que nos toque en esta encarnación o en posteriores. Incluso, en esta misma nos mandamos unas buenas que ni hablar... Solo que no las vemos. Es cuestión de aceptar el error y luego, recordar la situación, para que no lo volvamos a cometer.


Vuelve, 
todo lo que das la vida te devuelve, 
cuando haces el mal te vuelve, 
y si das amor también”…


Axel, “Todo vuelve”.

martes, 1 de octubre de 2013

Conocete a vos mismo, Capítulo 8: La vida eterna (Reencarnación)

Capítulo 8

La vida eterna (Reencarnación)

De entrada voy a aclararles que la mayoría de los temas
de este capítulo son conocidos por mí en la teoría; otros
son percepción, pero una percepción con cierta “lógica”.
Ya veremos eso.
Uno de los grandes misterios es si hay vida después de la vida, o si
todo termina; si vamos, efectivamente, al cielo o al infierno. Tal vez, al
purgatorio mientras se decide... O tal vez, si en realidad todo es vida
y el alma es eterna, sólo que está o no encarnada... Esta última es mi
percepción. La explicación es la siguiente: como yo creo en un Dios de
Amor (es cierto que mejor no hablar de estos términos por separado, ya
que significan lo mismo, pero si uno se lo tuviera que explicar a cualquier
persona, sería más sencillo y breve de esta manera), me parece que no
podemos, simplemente, desaparecer. Tampoco, creo que haya extremos
(el extremismo es una errónea percepción demasiado humana) como el
cielo y el infierno, sino que éstos son estados mentales. ¿¿Cómo?? Sí,
que podemos estar en el mismísimo Paraíso aquí y ahora en la Tierra,
por ejemplo, jugando con nuestro/a hijo/a, abrazando a nuestra pareja,

64 | José Luis Tunich

teniendo relaciones sexuales (preferentemente, con nuestra pareja, o
sea, alguien por quien sintamos amor); con todo el deleite que estas
situaciones pueden causar. Asimismo, podemos caer en el infierno en
este mismo lugar, por la frustración de no conseguir algo muy anhelado,
por la ruptura de la relación con un/a amigo/a o novio/a, por enojarnos
enérgicamente sin razón, etc. Además, al creer en un Dios amoroso,
como si fuese nuestro/a Padre/Madre, jamás podríamos hacernos la
imagen de un tirano; basta con recordar que un buen padre, verdaderamente,
no castigaría ni premiaría en exceso a su hijo porque sí. Más
bien, le enseñaría, no actuaría como un malvado condenándolo a su extinción
total. Entonces, ¿qué mejor que dejarlo vivir su propia experiencia,
aunque dándole consejos también? Existen muchos libros que nos
dejan enseñanzas. Han sido expresadas por seres humanos que fueron
inspirados por una voluntad infinitamente mayor y sabia. Claro que, de
todas maneras, esto no significa que se pudiera evitar la deformación
del mensaje.
Mencionábamos, nuevamente, el hecho de dejar vivir la propia experiencia
al “hijo”. Ajá, otra vez a hacerse cargo... ya vimos este tema
en el capítulo 6. Vamos a añadir que “Como es arriba es abajo”. Esto lo
explica uno de los Principios de Hermes Trismegisto, uno de los grandes
maestros de la Humanidad. Quiere indicar que, así como en realidades
superiores se procede de una manera, en las que están más abajo se
actúa de modo similar. Entonces comprendemos que esta forma de proceder
es efectiva. Claro que el que está un poco más abajo en la espiral
evolutiva suele rebajar lo que mandan a decir los de “arriba” (aquí lo
tienen). Basta con recordar que otro gran Maestro de la Humanidad dijo
“Dios hizo al hombre a imagen y semejanza” para que se termine aceptando
que Dios es como un humano... lo rebajaron bastante ¿no? Difícilmente
se le pueda ocurrir a la masa que, en realidad, la referencia sea
que los humanos tenemos las mismas potestades de Él (potencialmente
hablando, claro que estamos bastante olvidados de estas maravillas...).
Retomando el tema, creo que el alma tiene la maravillosa capaci-

Conocete a vos mismo | 65

dad de ir adquiriendo experiencia a lo largo de las encarnaciones. No
podemos recordar nuestras “vidas” anteriores pero, si afinamos la atención,
tendremos cierta sensación de que no es la primera vez que encarnamos...
ni hablar de la gente que recuerda experiencias anteriores,
o que tiene un deja vu. Entonces, da la sensación que la “película” ya
está escrita, que el tiempo es sólo una ilusión de la mente, como ya ha
sido expuesto por algunos grandes seres de la historia. De modo que...
¿existe un destino pre-fijado y nada podemos hacer? Más bien, creo
que existen muchos caminos distintos, infinitos, más precisamente. Con
CONCIENCIA y en AMOR, podemos elegir los más agradables. Desde el
odio o rencor, por ejemplo, tal vez caigamos en verdaderos infiernos, que
son nada más que momentos, pero de esos que nos marcan. ¿Y quién
eligió ese camino? CADA UNO, ni más ni menos. Pero como no estuvimos
conscientes ni amorosos, obviamente no la íbamos a pasar bien.
Recordemos que no es un castigo, sino la forma que nosotros mismos
elegimos para aprender. Y eso que hay senderos bastante hermosos,
¿eh? Pero no... Teníamos que experimentar lo que NO debemos hacer si
queremos dicha y bienestar. Es justo.
El espíritu es otra cosa: esa parte divina que todos tenemos, lo que
nos conecta, directamente, con Dios. Bueno, ¿qué no es Dios, si su energía
todo lo baña? Pero desde una parte teórica, podemos decir que es
una pequeña parte de la Divinidad, que somos nosotros. No nos adentraremos
mucho más en esta temática porque no es algo muy claro, más
allá de la teoría expresada. El objetivo, es que sepan que no es lo mismo
espíritu y alma pero, lejos de eso, difícilmente alguien pueda hablarnos,
en este mundo y con certeza, de qué se trata.
Pasemos al tema de la desencarnación: habitualmente llamamos
muerte al desprendimiento del alma respecto del cuerpo físico. Como
creemos que somos nuestro cuerpo, o que nos pertenece, pensamos
que cuando llegue el “fatídico momento” vamos a dejar de existir. Ya
vimos que no es así, por lo menos, de acuerdo a la teoría planteada. Y

66 | José Luis Tunich

justamente, basado en ella, les comento que confío en que existe la vida
más allá de la “muerte”. Inclusive, creo que es la prolongación de la vida,
pero más allá de un cuerpo material. Así es, la vida es infinita, como el
Universo, como Dios. Si somos un reflejo de Él... ¿Recuerdan “hechos a
imagen y semejanza”? Nada más que, desde la ilusión, somos una pequeñísima
parte separada. Aunque esta porción también “pertenece” al
Todo. Es un tema complejo, sobre todo, porque es muy probable que lo
intelectualicemos para entenderlo. Es que, en este caso, la experiencia
propia sólo la tendremos cuando desencarnemos; ya que no recordamos
las vividas anteriormente.
También se dice que, antes de volver a encarnar, uno mismo pacta
qué es lo que va a recibir para, luego, mejorarlo. Es decir, trabajar sobre
los errores cometidos en vidas pasadas y aprender; de esta forma,
podremos evolucionar. Todo en la vida es evolución aunque, en muchas
ocasiones, no lo parezca. Lo que pactamos, claro está, lo hacemos desde
una conciencia bastante superior. Se supone que, desencarnados,
estamos en un estado más lúcido. Algunos más adentrados en estos
temas, también sostienen que, cuando nos vamos de este plano, puede
que no reconozcamos qué es lo que nos pasó. Esto puede deberse al
tipo de vida que desarrollamos. Si estuvimos rodeados de gente con oscuras
intenciones, si asesinamos, robamos, etc., es probable que no sea
muy agradable la primera etapa fuera del cuerpo. Lo mismo para aquellos
demasiado apegados al pasado: se supone que siguen transitando
por los lugares que frecuentaban habitualmente por un largo tiempo,
hasta que se dan cuenta de la situación.
Como verán, después de tantas películas de terror realmente bobas,
este tema puede ser delicado. Incluso, para salir del paso y del miedo,
podría ser más fácil tildar de loco al autor del texto... pero no, acá no va
a pasar eso, porque estamos más grandecitos (pero con alma de niños)
y sabemos que no es maduro andar culpando al otro...
Seguimos en lo nuestro: ¿Y con todos pasa lo mismo al irse del cuer-

Conocete a vos mismo | 67

po material? No, claro que no. Aquellos que lograron adquirir cierta conciencia
acerca del tema, pueden reconocer rápidamente lo que les ha
ocurrido y buscar la Luz.
Para ir cerrando esta parte del tema, un consejo para practicar, tal
vez, de los más duros que encontraremos hasta aquí: NO RECORDAR
COMO ÚLTIMA IMAGEN DE UNA PERSONA EL CUERPO FÍSICO MUERTO,
SINO BUENOS MOMENTOS VIVIDOS Y LO QUE ERA REALMENTE EL INDIVIDUO,
O SEA, SU ESENCIA, EL SER. Mucha gente no quiere ir a los
velorios precisamente por eso. Lo que quedó ahí no es el ser que habitó
el cuerpo. Es como un vehículo viejo, gastado, chocado tal vez. Le ha
servido a la persona para transportar el alma durante esta encarnación.
Sí, ya sé que la imagen es fea, pero es necesaria para intentar tomar
conciencia de esto. Además, el cuerpo entra en descomposición, ni siquiera
está sano, como alguna vez lo conocimos en la persona que lo habitó.
Igualmente, esto no significa que no echemos de menos a nuestro
ser querido. Puede que la primera semana sea muy dura, el primer mes
también. Lo cierto es que cada uno tiene su tiempo de adaptación. Ojalá
que no necesiten años para superarlo, sería una lástima; incluso, el ser
que se fue, no querría eso, sino que sigamos nuestra vida adelante y que
seamos felices.

¿A qué venimos? Misión de cada uno

Ya se tocó este tema superficialmente: ¿existe el destino pre-definido
o podemos ir haciendo el camino en la marcha?
Voy a recordarles el concepto expuesto anteriormente: creo firmemente
que el Universo, Dios, el Todo o como lo quieran llamar, “traza” los
infinitos caminos. Nosotros mismos nos encargamos de elegir consciente
o inconscientemente uno u otro. En el caso de que seamos medianamente
conscientes, nos estaríamos haciendo cargo de lo que hacemos.
Y si no nos fuese bien por ese sendero elegido, tal vez equivocamos el

68 | José Luis Tunich

rumbo. Ya no más culpables o, mejor dicho, responsables externos. No
está demás decir que SÍ los hay, no es que hay que creer que todo es
cosa nuestra, pero que lo de afuera no afecte nuestra vida, en todo caso,
adaptémonos al cambio producido por la situación externa.
Yo creo que todos tenemos una misión en la vida. La fijamos antes
de volver a encarnar (parte del karma), aunque desde una conciencia totalmente
superior, como dijimos antes. Esta consciencia mayor vendría
a ser nuestro Yo verdadero, uno más cercano a Dios, al Amor. Digo “la fijamos”
porque se respeta nuestro libre albedrío, como siempre ocurre...
Personalmente, he logrado percibir que, en estos tiempos acelerados,
se está dando un cambio muy profundo a nivel espiritual y la gente
está confundida. Podemos ver grandes actos de solidaridad y, al otro
día, a las mismas personas repudiando a alguien con odio, independientemente
de si sea o no “justificable” el repudio. El odio está y no es muy
bueno que digamos... Entonces, intentemos trasmitir la mayor cantidad
de paz que podamos, ayudando a los demás y haciendo el propio camino
para “aprobar” las materias. Estas asignaturas, son las más importantes
que tenemos que aprender; son correspondientes a la carrera
llamada: VIDA.
No es la intención decirles a qué vinieron exactamente, eso es cosa
de cada uno/a. Más bien, la idea sería que entendamos que cada uno/a
tiene un talento especial para algo en particular. Hay que buscarlo. El
Universo provee, siempre va a haber alguien que sea plomero, electricista,
chofer de micro, piloto de avión, etc. Esto se debe a que sería poco
productivo que no hubiese variedad, además de aburrido... la mayoría
haciendo unas pocas tareas y tan pocos o ninguno haciendo otras. Pasa
que no todos trabajan de lo que les gusta o de acuerdo al verdadero
talento que tienen escondido. En muchas ocasiones, éste no está tan
oculto, pero la persona en cuestión tampoco lo ha desarrollado. Puede
ser que le hayan dicho que no servía para eso o que no haya hecho los
esfuerzos necesarios para pulirlo. También pasa que hay individuos que

Conocete a vos mismo | 69

están frustrados por trabajar de algo sólo para sobrevivir. Claro, estas
personas quieren VIVIR, no sobrevivir. Y qué mejor que hacerlo empleándose
en lo que más les gusta y están capacitados para realizar. Entonces,
los/las que estén dispuestos/as a cambiar, tienen que descubrir
su talento oculto. Luego, manos a la obra, recordemos que si nos quedamos
rezando solamente, nada conseguiremos. Si alguno, además,
quiere rezar y pedir que se concrete su deseo, magnífico también, pero
lo imprescindible es no olvidarse de HACER, o sea, entrar en acción de
manera práctica.
Retomemos un tema ya mencionado: el KARMA. En esta ocasión y
asociado a lo que son las distintas encarnaciones, podemos decir que
el karma no sólo es personal, sino que también es familiar. ¿Cómo? Que
se encarnó en tal familia con un propósito definido. Para todos los integrantes
de ésta, será beneficioso el lugar en el que están. Lo mismo sucede
en demás ámbitos: trabajo, universidad, escuela, pareja, etc. Todo
está perfecto en el Universo, aunque nos cueste asimilar esta idea. En
momentos de tranquilidad, nos será más fácil percibirlo pero, aún en la
adversidad, está claro que lo que nos ocurre es JUSTO lo que necesitábamos;
independientemente de si lo podamos sentir así o no.
Ahora, llegamos a un tema que se viene prometiendo explicar desde
hace unos capítulos: el tiempo. Lo ideal es centrarse en el Presente.
Como ya vimos, nuestra mente va del pasado al futuro y/o viceversa. En
este estado, quedamos a merced de la mente baja. En cambio, cuando
intentamos centrarnos en EL MOMENTO MISMO, es como si empezáramos
a tomar consciencia de la vida más real. En ese instante, es mucho
más importante la percepción, SENTIR, por sobre lo que nuestra mente
quiera transmitirnos (pensamientos, recuerdos, imaginación, etc.). Sin
embargo, si podemos tomar consciencia de ese momento, lograremos
experimentar placer por sentirnos VIVOS de verdad. Estaría bueno que
recordemos, también, que somos NOSOTROS MISMOS los que estamos
allí. Esto, es algo que nos puede pasar en otros momentos de deleite, por

70 | José Luis Tunich

ejemplo, estando en unas merecidas vacaciones. Allí podemos pensar:
“Guau, yo, acá, en la playa. Cuánto tiempo esperé este momento”. Muy
pocas veces nos recordamos a nosotros mismos ya que, generalmente,
estamos pendientes de lo de afuera pero, ¿quién es el que está pendiente?
¿Quién realiza la acción? Parece una bobada, algo sólo psicológico,
pero es muy necesario este detalle. Aunque creo que es otra de las tantas
cosas que debemos experimentar para entender a qué me refiero.
Siguiendo con el ejemplo de la playa, si leen bien, allí hay que tener
cuidado. Me refiero a la oración: “Cuánto tiempo esperé este momento”.
Ya se empieza a etiquetar, teorizar el momento, lo cual desvirtúa la experiencia;
no vaya a ser cosa que la mente comience a sumergirse en
los pensamientos filosóficos tan habituales. Tampoco debemos permitir
preguntas tipo: ¿Lo merezco? Claro que sí, por eso está pasando. Cualquier
cosa, en caso de no merecerlo, ya va a ser aplicada la ley de causa
y efecto y recibiremos lo que merecemos... No, en serio, permitámonos
disfrutar más plenamente de la vida; ni hablar de estos momentos de
consciencia. Enseñémosle a nuestros hijos/as, desde chicos, a disfrutar
de estos momentos. Lo van a entender rápido, porque están habituados
a ellos. No es casualidad que anden casi todo el tiempo contentos. Me
refiero a niños que tienen la dicha de vivir en condiciones “normales”
aunque, aquellos que no tienen demasiados recursos, muchas veces
se las ingenian para jugar con lo que sea y ser felices. Es que, los más
peques, viven en el Presente, aunque luego los vayamos llenando de
pre-ocupaciones, problemas, etc. Es por eso que solemos recordar algún
momento de chicos/as o adolescentes como algo maravilloso, una
etapa que nos gustaría repetir. Pero, ¿por qué? ¿No se supone que hay
que mirar para adelante y seguir creciendo y evolucionando? Claro que
sí, pero es que vivimos con el mandato no escrito de que, mientras más
grandes somos, más serios tenemos que estar y menos juego debemos
realizar... Entonces, nada más quienes tienen hijos pueden tomarse la
libertad de jugar. O quienes están con un chiquito de algún conocido.
¿Por qué sólo eso está “permitido”? No hemos venido a sufrir, a padecer,

Conocete a vos mismo | 71

como tantas enseñanzas dictan (¿dictan? ¿De dictadura?). Cualquiera
sea la misión que tengamos, va a tener alguna parte en la que tengamos
que enriquecer la vida de alguien, la nuestra también. Tal vez, durante
algún período, seamos bastante ignorantes (del alma y de la inteligencia
de la mente alta), pero eso no va a ser siempre así. Solamente por un
corto tiempo, en el que fuimos excelentes maestros para otra persona.
Claro, maestros inconscientes, nada de vanagloriarse... Es por eso que
EN ESTE MOMENTO, AQUÍ Y AHORA, les hago un llamado de atención
para que intenten tomar un cambio de actitud y ser un poco más inocentes.
No lleguemos al extremo de la ingenuidad, eso sería descuido, complicidad
inconsciente con los demás para que nos sobren. Seamos más
felices. Hay momentos en los que, tal vez, tengamos que permanecer
con actitud y mirada serias, pero que sólo sea para la imagen externa.
Aprovecho para decirles que, para mí, la seriedad no es estar permanentemente
con cara de enojado. La seriedad se ve cuando alguien es
responsable, cuando considera al de enfrente. También, cuando hace
chistes (ubicados) para romper algún clima tenso. Me parece muy responsable
alguien que se ocupa de su salud y la de los demás haciendo
reír, con todo lo que significa positivamente para nuestro cuerpo. Al reírnos,
generamos endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”.
Asimismo, las podemos producir, por ejemplo, haciendo ejercicio. Pero
la idea de fondo es que tengamos en cuenta que, en nuestro paso por
esta encarnación, dejemos una linda huella. Que quienes nos recuerden,
lo hagan con alegría, con una sonrisa si es posible. No olvidemos
que nos podemos llegar a cruzar con esas personas en otra encarnación
o “allá arriba” también.
Para terminar, les dejo una reflexión que engloba una especie de
síntesis:
Procedamos en la vida con la mejor actitud posible, haciéndonos
cargo, prestando atención a lo que decimos o realizamos, tratando de
conectarnos con lo mejor de nuestro ser (y de los demás) y combatiendo

72 | José Luis Tunich

con inteligencia al ego. También, sin sentirnos culpables, actuando desde
la consciencia y el Amor; recordando que “algo” vinimos a hacer. Está
en nosotros recordar qué es ese “algo”.

Desencarnación

Alguna vez escribí “Y si desencarnara hoy, ¿qué?”. Pero hoy puedo y voy a escribir, directamente, sobre la desencarnación. Y digo “puedo” porque antes me parecía que hasta que no se fuera alguien demasiado cercano a mí, más bien, tal vez no sentiría la sensación del dolor que queda. No es que sea masoquista, sino por vivenciar en carne propia eso. Tampoco, no es que no se hayan ido seres queridos. Solo que, esta vez, se fue alguien muy cercano.

Estoy escribiendo esto con el asunto consumado hace poco. Hoy, martes 01 de octubre de 2013 a las 06.45 AM. No sé cuándo ocurrió el hecho exactamente, cerca de las 4 y pico de la mañana. Y yo, como que percibí algo. Tuve un sueño en el que mi mamá y mi abuela me llamaban desde afuera de casa. Yo me levantaba e iba a ver qué pasaba, aunque me lo imaginaba. Mi abuela decía “diavolo” (lo cual es raro, porque ella tiene de italiana lo que yo de francés, pero es un sueño mío y algo de  flashero tenía que tener) y yo salía a la calle. Veía un auto, como si fuera el coche fúnebre, aunque no tenía ese aspecto. Ahí, empecé a caminar despacio y a ver todo en cámara lenta. Quería evitar desmayarme, entonces seguía lento y aprovechaba para observar la situación y observarme a mí mismo en ella. Después de todo, algún día iba a llegar ese momento, más con mi abuelo internado desde hace tiempo. Pero me desperté... No era algo real. Por un lado, el reflejo de pensar “menos mal”. Pero por el otro, entender que esta especie de agonía mental, esta incertidumbre que teníamos los familiares seguía. Me acosté nuevamente y tuve el instinto de prender el celu, que se había cargado completamente, cosa que no hago suelo hacer hasta levantarme. Y a los pocos minutos recibí la llamada de mi mamá confirmándome lo que se supone que yo ya había percibido.

A pesar del particular duelo previo que tuve en el sueño, era una situación bastante confusa. Pero luego, entre el viaje de ida y el de vuelta del hospital, tuve tiempo para ir reflexionando y observando mis reacciones. Por cierto, otro dato curioso es que no pude ver el cuerpo de mi abuelo. Cuando subí, ya se lo habían llevado. Está bien, no hacía falta. El Universo dispuso que no vea el viejo ropaje, para que no me confunda. Porque podía pasar que crea que eso que había quedado ahí era mi abuelo. Claro que no: ese ser que en esta encarnación hizo de abuelo materno mío, posiblemente ya no estaba en este plano. Que vaya a descansar en paz. Que se reencuentre con el alma de los que fueron sus padres, ya que últimamente los veía y quería compartir más tiempo con ellos.

Y, ¿qué es la desencarnación? Solo el alma que se va del cuerpo. El verdadero ser abandona el vehículo que utilizó en esta encarnación para transitar. Y se va... ¡quién sabe adónde! Hay una película brasileña muy buena (para mí, por lo menos) que se llama “Nosso lar” (Nuestro hogar) que muestra una interesante teoría de lo que pasa luego de que uno abandona el cuerpo. Y el servicio que se sigue brindando.

Difícilmente se pueda saber que hay “después de la vida”, como se suele decir, aunque para mí, la vida no se acaba. Muerte es un nombre que se le da a eso, la des-encarnación, la salida de la carne. Pero si no sabemos, ¿por qué no optar por creer eso? Si no existiera, no habría problema, ya que no nos vamos a dar cuenta. Y si fuese verdadero, entonces estaríamos preparados para un auténtico Paraíso (nada que ver con las boludeces de cielo e infierno).

Sabía (o percibía) que la vida continúa, pero ahora lo vivencio. Aún no largué el llanto necesario para descargar el dolor contenido porque, no jodamos, doler, duele. Pero en su debido momento llegará, cuando estén soledad. Entiendo que nos tomamos la “muerte” como algo terrible. Así nos suelen enseñar. Pero es que nadie les enseñó algo distinto a los demás tampoco. También, puede pasar que nos duela más el dolor ajeno, como a mí, que me duele la situación pero la acepté. Nunca se sabe como van a reaccionar los demás, tal vez con emociones mas descontroladas.

Las ENCARNACIONES son una distinta cada una (reemplazando a “la vida es una sola”), por eso hay que intentar vivirla lo mejor posible. Y considero que es lindo seguir aprendiendo aunque seamos mayores. “Nada traemos y nada nos llevamos”... en realidad, no creo que sea tan así. El alma guarda los recuerdos y enseñanzas para la siguiente encarnación, eso es lo que nos queda. Solo que puede que todo eso esté muy en el fondo, como para que no veamos los errores garrafales que cometimos y nos sintamos muy mal. Para entender ciertas cosas que nos molestan o que no entendemos como las sabemos, existen las regresiones a vidas pasadas.

Cierro deseándole a ese ser maravilloso que hizo de abuelo mío en esta maravillosa película que es la vida, que pueda descansar un laaaargo tranco, hasta que le toque volver. A algún lado... Mientras, que disfrute de su encuentro con viejas “caras” conocidas...



Y a continuación, y si gustan, les dejo el link del capítulo 8 de mi libro Conocete a vos Mismo: “La vida eterna (Reencarnación)”

jueves, 26 de septiembre de 2013

Vacío interior (2)

(Vacío interior, la primera parte: http://jolutu.blogspot.com.ar/2013/05/vacio-interior.html)

Hace 2 días estaba saliendo de casa para el trabajo y de repente sentí un vacío dentro mío (una vez más)... Pero esta vez, fue distinto: sentía que hacía la misma rutina de siempre, que era como un robot, pero lo peor de todo es que me daba cuenta de eso y no le daba importancia. Bah, me daba cuenta brevemente, después seguía en la maquinización. Y me fui un tanto reflexivo a tomar el colectivo rápido (el 53, para los que lo conocen). Sabía que luego se me pasaría.

... Peeeeero... por un lado no quería que se me pase ese estado, que es medio deprimente, debo reconocerlo, aunque uno está como vacío (y dale con esa palabra) de cualquier tontería de esas que nos enseñan, o sea, de las “formalidades” y de “cómo deben hacerse las cosas” en la vida. Por otro lado, sabía que luego de que se me pase, seguramente estaría con más energía. Un poco por experiencia en estas situaciones, otro poco porque me acordaba del 5º Principio Hermético, “El Principio de Ritmo”:

"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación".

O sea, algo así como que todo está equilibrado. Por eso, podemos pasar de una profunda tristeza a una eufórica alegría. Claro, si es que nos damos cuenta. Ya que, si no, pasará desapercibido, como tantas otras veces...

Pero volviendo al tema del vacío, luego de dormitar un poco en el viaje, al tener que bajar ya no estaba el vacío. Sí, tal y como lo suponía había empezado a llenarse. Pero ¿con qué? Con un montón de pensamientos, lógicamente comandados por el ego, o sea, pensamientos desordenados y desconectados unos de otros: qué iba a hacer en el día, lo que había pasado, etc. Por supuesto: futuro y pasado, los que no existen en ESTE MOMENTO. Aunque ahora estoy aprendiendo una importante lección en Coaching: la importancia de tener una VISIÓN a futuro; no por pre-ocuparse, sino por tener un plan, un proyecto, algo para no quedarse estático donde uno está. Está bueno no ser simplemente alguien que reacciona, que es movido como una hoja por el viento, pero al tener una visión, una idea a futuro, podemos no quedar estancados (claaaaro, porque lo que se estanca se pudre, como el agua), estar en movimiento. Y hablando anteriormente de Hermes Trismegisto, se me viene a la mente el 3º Principio Hermético, el de Vibración:

"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra".

Bueno, en definitiva, qué bien nos terminan haciendo esos momentos de reflexión. También, las catarsis. Suena más fuertecito que crisis, pero las 2 cumplen la misma función: ayudarnos a abrirnos a la posibilidad de un cambio. Entonces, esta sensación de vacío termina siendo positiva, para replantearse qué le falta hacer a uno para tener una vida mejor. También estoy aprendiendo que las preguntas claves ligadas al “¿qué?”, son “¿para qué” y “¿por qué?, todas interdependientes.
De todas maneras, no voy a profundizar sobre esto porque, al igual que el tema de la visión, lo estoy aprendiendo y me falta aprehenderlo más. Lo que si reflexioné (y lo escribí en un borrador en el celu para no olvidarlo y poder escribirlo luego) es que:

“El ser siempre está, pero es tapado por el ego”. Aquella mañana, por ejemplo, solo me pasó que el ego no tenía ninguna buena idea y se ausentó un rato para darle paso al ser, a la ESENCIA. Así que tengamos en cuenta qué bueno puede ser (y qué bien nos puede hacer) “salirnos de nosotros mismos” y ver algunas situaciones como desde afuera de nosotros mismos. A esto también se le llama ser el observador, solo que le añadiría el “darnos cuenta” de que estamos haciendo eso, no hacerlo de manera automática. 

sábado, 27 de julio de 2013

La Resiliencia

Este término lo aprendí hace 2 o 3 años. La resiliencia es algo así como la capacidad que tenemos para afrontar las adversidades y “resurgir” de ellas. ¿Por qué digo resurgir? Porque a veces las adversidades nos superan y parece que nos caemos. Pero no... siempre está la posibilidad de ser resiliente. Esto es poder salir victorioso/a, o sea, superar la dificultad. Algo así como un ave fénix, que resurge de las cenizas.

Me viene escribir en este momento porque creo estar pasando por una situación similar, aunque la resiliencia no está terminada, hay que seguir trabajando interiormente. Ojo: cuando yo pongo un ejemplo de mi vida no es para “ponerme como ejemplo” sino más bien para ilustrar una situación con un ejemplo práctico. De paso, aprovecho y no escracho a nadie más que a mí mismo (tranquilos, ya me pedí permiso para publicar esto)...

Bueno, volviendo a lo que me pasó esta semana: el martes a la noche, casi entrado el miércoles, me agarró un terrible dolor de estómago, cosa poco usual en mí. Ni siquiera comí. Después, a la madrugada, lo típico: vómito, gastroenterocolitis (vea que culto es uno), etc. Pero lo más llamativo era la sensación de debilidad y los chuchos de frío. Con esto ya se fue la cultura a la merd... También, al otro día se agregó fiebre. Yo quedé descolocado con los síntomas. Pero solo en este momento, hoy, sábado 27 de julio de 2013 a las 02.40, termino de caer por qué pasó todo esto. Además, de entenderlo medianamente y de unir situaciones.

Vengo actuando como una maldita máquina desde hace laaaaargo tiempo, aunque creía que no era así. Creí que me mantenía en el trabajo interno, pero de eso había muy poco. Todo era rutina y rutina. Ojo: si tenemos “rutina”, así entre comillas, no está tan mal. Porque si simplemente la aceptamos pero no nos la tomamos a pecho y además logramos desenchufarnos al terminarla, todo bien. Pero cuando no nos damos cuenta y hacemos una rutina de lo que hacemos después de la... rutina, entonces todo mal. Y no porque haya algo escrito sobre cómo hacerlo, sino porque puede hacernos mal. A mí me afectó y terminé pagando con el físico, como siempre ocurre. Aunque nada grave, verán que ahora casi como que me estuviera riendo de eso, pero todavía recuerdo feos momentos del organismo funcionando mal...

Para resumir y no aburrirlos más: muchas veces creemos que todo esta “bien”, pero no. Y también pensamos que vamos a poder con todo y hasta callar por no molestar y que no es represión. Pero si nunca largamos...

La RESILIENCIA también es como una transmutación. No hay que olvidar que tendremos que superar una situación, aparentemente, negativa. O negativa para nuestra mente, aunque en ese momento lo veamos todo negro. De todas maneras, vale la pena intentarlo, el tema será RECORDARLO más adelante.


Las situaciones pasan, por así decirlo. Pero si pasan, nosotros tenemos que ser inteligentes y hasta héroes para tomar el mando y decir: yo lo tomo así. Y el “así”, dependerá de nuestra decisión. Así que no jodamos con la suerte: eso realmente no existe. Por lo menos, para quien cree en Dios Amor y un Universo lleno de bondades y lógica.

viernes, 14 de junio de 2013

La esencia: el Yo Verdadero

Por diversas situaciones, unas cuantas veces me pasó que llegó un punto en el que quedaba como saturado de situaciones, generalmente, en el trabajo: desde tener que hacer un montón de trámites en poco tiempo, hasta recibir exigencias obviamente desproporcionadas. Esta última me pasó hoy. No a mí en particular, sino a todo el grupo de trabajo. Y yo que venía con mucha energía, para empezar a adelantar trabajo a lo loco (aunque siempre dicen que estamos atrasados) de repente la perdí, por considerar una ridiculez lo que decían. Las injusticias desatan en mí a un feo iracundo interno, a veces en mayor medida que otra. Aunque generalmente esto es más a nivel interno, no llego a expresar ni la mitad.

Después de esta introducción que cuenta parte de mi vida, voy a lo que quería llegar: luego de salir del trabajo, fui aflojando esa furia interna, ya desde antes venía más tranqui, pero con el tiempo se me fue pasando, más al encontrarme con ex compas del trabajo. Y cuando ya volvía a mi casa, arriba del tren, fui reflexionando la situación. Y llegó ese punto en el que sentí como un vacío interior, de esos que ya mencioné en un texto anterior: http://jolutu.blogspot.com.ar/2013/05/vacio-interior.html. Así me di cuenta que estaba entrando en un estado en el que me iba a sentir como si no me importara nada... Pero solo por un rato. Y justamente es ahí donde sale a relucir LA ESENCIA. Lo más puro, lo más real de uno mismo, por qué no “el Yo Verdadero”. Así logré motivarme para escribir este texto, aunque en ese momento estaba como bajón. Es increíble la capacidad de transmutación de estados negativos a positivos que tiene el ser humano. Solo que muchas veces no nos damos cuenta.

Bueno, la esencia sale a la luz cuando el ego ya no tiene nada más que hacer. Este último, lamentable-mente, es el estado en el que solemos vivir, aunque le duela a más de uno reconocerlo. Pero cuando pasa una situación que nos desborda, se tiene la oportunidad de “acceder” a la esencia. Más bien, recordar que la tenemos, que siempre está allí, pero que olvidada y sepultada debajo de tanto ego. Después, seguramente volveremos al estado anterior, pero estaremos fortalecidos por la situación aprendida. Esperemos que también esté “aprehendida” y que recordemos la experiencia en un futuro.

No me voy a cansar (aunque sí a cansarlos) de decir una y otra vez que los más chicos son pura esencia. Inocencia, esencia, son lo mismo. Pero la primera muchas veces es vista como un defecto (que mal y llenos de ego que estaremos para legar a pensar eso)... Claro que si no adquirimos experiencia acerca de cómo se vive en este mundo, la podemos pasar mal. Punto medio, entonces.


Para finalizar, solo recordar que cuando le decimos a alguien que use el sentido común, le estamos recordando que debería actuar más acorde a su esencia, a su Yo Verdadero. Con actuar de vez en cuando como SOMOS DE VERDAD, basta, ya habremos hecho mucho más que la mayoría de la gente.

domingo, 26 de mayo de 2013

La experiencia y la inocencia de la mente fresca


Antes de leer este escrito, una pequeña nota sobre la inocencia, para entenderlo mejor: https://www.facebook.com/notes/jos%C3%A9-luis-tunich/la-inocencia/486952714710509

Ya he tocado varias veces este tema, de una u otra manera. Siempre me parece interesante resaltar lo importante que es la inocencia que tiene una persona que hace algo por primera vez. Porque no tiene idea real de lo que se SIENTE hacer eso. Puede haber escuchado consejos sobre como hacerlo, pero la experiencia en momento presente es única.

Y ahí justamente aparece esa palabrita mágica... La experiencia se obtiene una vez que se hizo algo. No hay que creer que no se tiene experiencia porque se hizo algo pocas veces: desde el momento en que se realizó tal actividad, se tiene experiencia, menos que otros, pero experiencia al fin. Además, al tener la mente fresca y no tan contaminada y viciada como la tienen los experimentados, se puede aprovechar mejor la experiencia (nótese cuantas veces escribí esa palabra, que reiterativo)... Ocurre que “aquello que sorprende, enseña”, frase célebre del libro Ami, el Niño de las Estrellas, de Enrique Barrios. Y entonces, alguien que está habituado a hacer algo tiene pre-conceptos sobre la actividad que realiza. Distinto es quien hace algo por primera vez, como explicaba anteriormente. Incluso, quien tiene poca experiencia e hizo 1 o 2 veces alguna cosa, va a estar en mejor posición, porque es ese punto medio en el que tiene, aún, la mente fresca y algo de experiencia a la vez.

Uno de los problemas de la gente experimentada es que contamina a los demás negativamente. Y digo que es negativo porque el solo hecho de contarle a otra persona “como son las cosas” (para el/ella) les deja ideas pre-cocinadas, sin darles opción de que tengan su propia vivencia. La importancia de aplicar bien la experiencia está en aconsejar a los demás dándole algunos tips para que sepan qué se les puede venir. Allí, habrá pre-conceptos, pero que pueden ser útiles si el novato les saca provecho. También se le puede advertir que: “Esta es solo MI experiencia, a lo mejor a vos te toca algo completamente diferente”.

Y un gran problema que genera la gente con mucha experiencia es que tiene muchas mañas. Si no afectan a los demás, no importa, pero cuando ese vicio de hacer algo que aprendió (para bien o para mal) en su larga trayectoria en la vida toca a alguien más, aparece un error frecuente: querer sacar provecho de los demás. Es que deben haber aprendido que tiene que “salvarse” el; su familia, a lo sumo. O sus amigos y conocidos y es mucho, o sea, su grupo. La solidaridad no es muy tenida en cuenta aun hoy en día. “Sálvese quien pueda” era la premisa, pero estamos más grandecitos en esta etapa de la Humanidad y deberíamos cambiar el chip.

Volviendo a la experiencia, lo importante es no perder esa frescura de cuando no la teníamos. Ejemplo: cuando le enseñamos a un peque a realizar una acción simple, el no va a tener ideas preconcebidas, o tal vez sí, pero en ese momento solo atiende lo que nosotros le enseñamos. Estaría bueno observar su inocencia, la atención que presta a lo que le enseñamos. Porque esa mente en expansión tiene sed de aprendizaje, y está abierta y dispuesta a aprender. Entonces, no tiene un ego que le esté susurrando por dentro: “A lo mejor te está mintiendo”. “Yo vi que lo hacían de otra manera”. Y hay miles de frases más.

Creo que si podemos complementar la experiencia con esa inocencia que tuvimos cuando realizamos por primera vez alguna acción, nos sentiremos más vivos y seremos menos soberbios a la hora de explicarle a alguien cómo se hace tal cosa.

viernes, 3 de mayo de 2013

Vacío interior


¿Qué es eso que se produce en nosotros de tanto en tanto, cuando no encontramos, literalmente, NADA dentro de nosotros mismos? Cuando hay un vacío interior, que queremos llenarlo haciendo lo que sea, pero que se llene para sacarnos ese malestar de encima. Y, curiosamente, no hay actividad que logre llenarlo. Ni la actividad que más nos guste, porque puede ocurrir que comencemos a hacerla y rápidamente paremos porque no nos da placer. Y si lo que más nos gusta es el sexo, ahí puede que sigamos haciéndolo, pero va a ser algo automático, sin pasión, solo con excitación y calor proveniente del instinto humano. Claro que es distinto, porque el sexo genera endorfinas, que es la “hormona de la felicidad”. De todas maneras, aun así, no logra quitar “de verdad” el vacío.

Este vacío interior que menciono se debe a la maquinización de lo que hacemos. Pero en el momento en el que NOS DAMOS CUENTA de esto, es decir, que tomamos consciencia, nada nos logra “llenar”. Y ese vacío que siempre estuvo allí, ahora duele... ¿Cómo que siempre estuvo? Sí, lo que pasa es que nos ponemos etiquetas, rótulos acerca de lo que somos que llenamos el intelecto de bastante basura. Y esa parte vacía, que en realidad es la Paz Interior, solo la notamos cuando no estamos haciendo nada que requiera mucha atención de nuestra parte.

Nos acostumbramos a estar en constante actividad, y si no, estamos aburridos o “al pedo” (argentinismo, claramente, aunque en otros países debe haber algún término para definir lo mismo). Esto también pasa en las reuniones: el que haya segundos de silencio, hace que alguno (generalmente la persona más inquieta, o alguien que solo que quiere llamar la atención) diga algo así como “¡Qué silencio!”. O si no “”Pasó un ángel”... Esta frase nunca terminó de cerrarme, aunque encontré en Internet una explicación más linda acerca de por qué se dice así:

Cuando en el curso de una conversación o discusión los interlocutores hacen silencio todos a la vez, sin que haya una razón evidente para que eso ocurra. Como me ha ocurrido, puedo decir que es como si una fuerza ajena a la humana - un ángel-, hubiera decidido intervenir para poner orden en el asunto.

Gracias Caribeña (el nombre de la usuaria de la página web de la que extraje esa respuesta a la pregunta). Seguimos y retomo el tema del silencio. La gente cree que cuando está en presencia de otra persona tiene que hablar sí o sí. Está bien, se ha establecido que así debe ser, no digo que uno se quede callado y resulte un plomo para el otro, pero hablar por hablar no es necesario. De última, se evita que el de enfrente diga “cri, cri” por el silencio, algo totalmente original, por cierto...

Y con respecto a esto último, me acuerdo de una frase de una película (cuyo título sí que no recuerdo) que planteaba que cómo reaccionaría una persona si se le indica que entre en una habitación, en la que estará sola. Allí no existe el personaje, no está el ganador o perdedor, no está el estudiante, la chica sexy, el tímido, etc., nada de nada. Allí, solo puede aparecer uno mismo. Claro, siempre y cuando uno se concentre, porque puede que aparezca el ego con su compinche, la mente baja, y aparezcan pensamientos de miedo, ansiedad, rabia, etc. Pero volviendo a la reflexión, al estar con uno mismo, no hay nada que aparentar, si nadie más está. Ya no hay careta, es el momento de aprovechar. Y por eso la meditación es mejor cuando uno está solo, pero las meditaciones grupales y guiadas por un individuo experimentado tienen sus ventajas:
La verbalización de las acciones a realizar es de gran ayuda, tanto para los que acatan las palabras como para el mismo que guía la meditación.

En fin, desde una perspectiva más elevada, Facundo Cabral decía: “No estás deprimido, estás distraído”; dando a entender que todas esas pre-ocupaciones inútiles o ese vacío interno no son motivo para deprimirse y rendirse. Inclusive, si afinamos la Atención, podemos sentir una hermosa sensación en el pecho. Eso es el Amor, pero el real, el Amor por la existencia, por los demás. Además, ahí uno toma contacto con el momento presente y su maravilla y su magia. Pruébenlo, hacer este pequeño esfuerzo vale la pena. Y es gratis...

sábado, 13 de abril de 2013

Hijos del rigor


Muchas veces he escuchado que los argentinos somos hijos del rigor. Bueno, también han dicho que somos los más corruptos, los más de los más (más bien, los más de los menos, pero bueh), etc. Pero en realidad, esto alcanza a la humanidad entera, no solo a una pequeña porción de ella. Vamos a ver como es este asunto.

¿Cuántas veces hemos pasado por situaciones en las que nos advierten que no hagamos tal cosa y hasta nos explicaron el por qué y nosotros vamos y la hacemos igual? Hijos/as del rigor, entonces, que elegimos aprender por el sufrimiento... Aunque es cierto que, a veces, no recibimos una sana advertencia sino EL MIEDO DE LA OTRA PERSONA POR SU EXPERIENCIA VIVIDA EN UNA SITUACIÓN SIMILAR A LA QUE NOS VAMOS A ENFRENTAR NOSOTROS MISMOS. ¿Se entiende lo que expliqué? Pregunto porque ahora yo lo entendí perfecto, pero también me pasa algunas veces que cuando releo lo que escribí, tengo que hacerlo en unas cuantas oportunidades hasta lograr que las 2 (dos) neuronas hagan contacto y algo capte. Y sí, ocurre que la mayoría de las veces cuando uno escribe, lo hace “inspirado”, con las neuronas más activas que lo habitual (ahora va en serio en serio).

Retomando el tema: hagamos de cuenta que uno tiene que ir a hacer algún trámite. Tal vez, alguno de nuestros padres nos aconseje de mil maneras porque el/ella tuvo una desagradable experiencia cuando tuvo que hacerlo. ¿Por qué tenemos que creer que a nosotros también nos va a pasar eso? Tal vez, nos pase algo peor, ¿no? O, a lo mejor, ni siquiera tenemos problemas. Entonces, ¿qué hacer? Mi consejo, para variar, es intentar buscar el punto medio. En este caso, sería tomar esa vivencia de otra persona y dejarla por ahí cerquita (en el cerebro) por si tenemos una experiencia similar. Pero no pre-disponernos negativamente, porque recordemos que PENSAR ES CREAR. No nos creemos algo feo... pero a la vez, seamos prudentes y tengamos a mano una solución de alguien que haya pasado por allí. Ejemplos hay muchos, pero lo importante de esto es realmente LA PRÁCTICA de lo escrito hasta acá (como redunda este escritor, parece disco rayado, eso lo dice casi siempre)...

Ahora, hagamos un alto y recordemos las veces que recibimos advertencias/avisos sobre algo.........................














(Los puntos y los espacios están para que recuerden, pero si ya lo hicieron, sigan leyendo).

Ahora, fijémonos en la infinidad de veces en las que nos advirtieron sobre tal situación y cómo proceder y en cuantas realmente tomamos el consejo. Variados resultados obtendremos, pero lo más seguro es que ni remotamente seguimos el punto medio: o nos rebelamos y no tuvimos ni un poquito en cuenta lo que nos aconsejaron o simplemente seguimos al pie de la letra lo que nos dijeron. Entonces... ¡¡¡Hijos del rigor!!! Por no haber tenido prudencia, que sería tomar un poco de esto, otro poco de aquello. Y el resultado fue otra mala experiencia, para que cuando seamos más grandes, nosotros seamos los que atormentemos a los más jóvenes (claro que no siempre serán malos resultados, pero me estoy centrando en cuando no salen las cosas). En todo caso, si somos capaces de analizar la situación, en ese momento o más adelante, nos daremos cuenta solitos de los errores.
Entonces, punto medio y prudencia (palabra con connotación negativa, pero sabia, verdaderamente) serían las claves.

martes, 2 de abril de 2013

No guiarse por lo que creemos que piensa la mayoría


Solemos creer que las opiniones que la gente expresa son siempre reales.¿Nos olvidamos de la importancia que tiene la mentira en este mundo? Sí, sí, la importancia dije. Escribí, más bien. No hay que ser hipócrita y decir que la gente cree que la mentira no es importante. Al menos, en determinadas situaciones. ¿Y cuáles son esas “determinadas”? Cada uno tiene las suyas, no es para todos igual.

Voy a ayudarme de un gusto muy personal para explicar parte de esto: la serie Lie to me, que ya no se emite más. Claro, ya se acababan los temas... no me voy a ir por las ramas y voy a explicar de qué trataba: basada en el libro de Paul Ekman “Telling Lies” (traducido al español así: “Cómo detectar mentiras”), la serie trataba de un científico que había descubierto cómo detectar mentiras a través de los movimientos del rostro o el resto del cuerpo, cambios en la voz, furcios, etc. Y una de las motivaciones que adquirió más adelante, aunque no era la más importante, consistía en desenmascarar las mentiras de la gente, ya que el creía que las personas, generalmente, no expresan lo que verdaderamente sienten. Es cierto que el personaje interpretado por Tim Roth no tiene que ver con Ekman, pero la verdad es que este último ha estudiado durante muchos años el comportamiento humano respecto a la mentira. Y lo descubierto, es que la gente pareciera haber adquirido el vicio de mentir por mentir, inclusive cuando no era ni remotamente necesario. A esto yo le añadiría que, por ejemplo, una de las excusas utilizadas es: “Pero no es que te estoy mintiendo, era solo una brooooma”...

Lo cierto es que muchas veces las personas no expresan su verdadero sentir por miedo al ridículo o al rechazo. Si supieran cuántas personas estarían de acuerdo con tal pensamiento o sentir suyos... pero no, mejor guardarlo. Como suelo decir, lo mejor es buscar un punto medio: ni decir todo lo que pensamos ni callárnoslo todo. Va a ser una gran sorpresa los pensamientos que comparten personas que jamás creíamos que iban a coincidir con nosotros. Y eso nos demuestra que también pre-juzgamos...

Por otro lado, también es importante resaltar que los valores que “la mayoría” piensa que están bien, o mejor dicho, los valores que son aceptados en la sociedad, suelen ser pura mierda. “LAS MAYORÍAS CASI SIEMPRE SE EQUIVOCAN” leí alguna vez. Lo cual es una frase fantástica, para mí por lo menos, porque el “casi” deja entrever que no siempre se van a equivocar, como cuando se está de acuerdo con las mayorías en que mirar directamente al sol hace mal...

En fin, el título de este escrito es de hace mucho, cuando me pareció que debía escribir sobre este tema y, causalmente, me encontré con esa temática en otros lados. Espero que no haya perdido la inspiración al completar y editar este texto... Ejem... ¡Claro que no! A ver si me guío por lo que creo que piensa la mayoría...

domingo, 31 de marzo de 2013

La trampa de los celos


Voy a tocar un tema delicado, demasiado tal vez. Si supieran cómo llegó la inspiración para este texto... a través de un sueño. Y de una situación que no se puede dar ya, no importa por qué, pero los sueños son así. Y en este caso, no era flashero como suele suceder en ellos, o tal vez un poquito sí, pero la situación en sí no era descabellada. Y mejor vamos a ahondar en el tema para no perder tiempo, más teniendo en cuenta que son las 8 am del sábado 30 de marzo del 2013, trabajo a la tarde/noche y tengo que aprovechar el tiempo para dormir; me levanté exclusivamente para escribir esto, ya que no me podía dormir nuevamente, pero porque no siento cansancio.

Los celos son una excelente demostración de los sentimientos primarios del ser humano. Porque parece que hasta los animales los sienten. La diferencia es que nosotros DEBERÍAMOS tener la capacidad de control sobre ellos. ¿Qué, es difícil? Para mí, no lo es tanto, pero esto es como todo defecto o virtud: una cuestión de cada uno, sea fácil, difícil o alguno de los puntos medios, lo importante va a ser el ESFUERZO que se ponga para trasmutar los celos lo que cuente.

Pero este defecto tiene unas consecuencias muy graves: perder a seres muy queridos. Claro, esto se puede llegar a dar si la otra persona se da cuenta de la enfermedad de la relación humana y decide cortar el vínculo. Porque ese es otro tema: el/la que es celado/da, tiene que tener la actitud suficiente para decir “basta o si no chau”. Igual, acá el tema era para ocuparse de la toma de consciencia de quienes son celosos/as.

Hay algo más grave aún: la violencia que pueden producir los celos. Y no me refiero a la física, aunque esa también puede aparecer. Y esto lo digo debido a que, la enfermedad de los celos (tan propagada en la humanidad), genera una deformación de la realidad en la persona afectada. Además, esta no tiene una clara visión de la situación y la imagen sobre la otra persona se modifica negativamente. También, le hace elucubrar pensamientos que solo son puras fantasías (o tal vez no, pero aunque así fuera, luego ese individuo seguiría imaginando cosas, ahora sí, muy probablemente falsas).
Y puede que hasta haya un consecuente maltrato psicológico hacia la otra persona. Acá también está el talento del de enfrente para tratar de hacer razonar al enfermito, aunque a veces no se puede, simplemente, y hay que dejarlo hablar. Lo peor de todo es que ni las mujeres se salvan de llegar a caer, inclusive, en la violencia física por celos, aunque es más común en los trogloditas.

Ahora, reflexionemos: ¿Alguna vez perdimos a alguien por celos o envidia? (Que es un bicho muy parecido, pero algo distinto. Mejor no cambiar el defecto y seguir concentrándose en los problemáticos celos). Está bien, es un tema duro, pero veremos qué se puede sacar de este texto. ¿Alguna vez sentimos algún ataque fuerte de celos? Recordemos que sentimos en ese momento. Tal vez, quede la fea sensación en uno mismo, incluso, físicamente. Pero recordemos qué falta de control en nosotros mismos. ¡Qué vergüenza! (Al menos para mí, es un motivo para avergonzarse el no controlarse por celos internos o solo por perder el control de uno mismo).

Termino releyendo todo y parece que contara mi historia de vida, pero no. O un poquito sí... pero jamás he perdido a alguien por celos. Ojo: solo hace algunos años pude “bucear” dentro de mí mismo y darme cuenta de que ese ladino bicho de los celos sí está en mí, pero creo que no suelo exteriorizarlo. Solo creo...

Así que recuerden: Hay que intentar medirse en cuanto a los celos, no importa cuanto nos cueste. Porque si no, nos puede costar una pareja, una amistad, una relación con algún familiar, etc. Y esto también incluye a las personas del mismo sexo, ya que también puede pasar que un hombre sea muy celoso y le parezca que un amigo siente más afecto por otro y que, por esto, le rompa las bolas. O que una chica le haga la misma escena a una amiga. Y ahora que lo pienso, también puede darse en el caso de una persona homosexual, aunque en este caso, los celos irían dirigidos a su amistad del sexo opuesto... En fin, pa’ todos/as va esto.

Buen día para todos (me vuelvo a acostar, obvio, si trabajo tarde y tengo tiempo para dormir)...

miércoles, 13 de marzo de 2013

Desnudo de alma 2

Esta vez, y en una situación bastante inédita, voy a dejar en evidencia sentimientos amorosos. La verdad que, más bien, quiero expresarme nomás, porque tal vez cada uno está ocupado en lo suyo y no le importe tanto lo que escribo, pero a los más allegados les puede interesar (ya que suelo ser reservado en estas cuestiones).

Que una chica me rechace o acepte una invitación para salir no suele afectarme demasiado, pero esta vez (rechazo, por si hacía falta aclarar lo obvio, pero con respeto de su parte) sí que me quedé tambaleando por dentro. De posibles orígenes serbios o croatas en el apellido, este José Luis Tunich (sí, los nombres con el apellido parecieran no pegar, pero me los pusieron en homenaje a mis abuelos) no suele expresar demasiado su estado de ánimo. Claro, porque como sus ancestros, cree que tiene que ser duuurrrrro, duuurrrrro (así, más que serbio parezco ruso). A pesar de eso, su ánimo a veces se le nota... y puede que mucho... Es que esa morocha de ojos claros, por más que fuese preciosa por fuera, tenía como un aura angelical que mostraba una puerta de entrada a un interior más hermoso aun. No la conozco mucho, pero se nota que es una chica muy dulce.

Para levantarme, rápidamente busqué apoyo en algo primitivo: el fútbol. Y digo primitivo porque sé que, aunque me encante, todo lo que sea competencia lo es. Recordé el espíritu de lucha del Barsa para levantar la eliminatoria ante el Milan, y con buen juego inclusive (que no viene al caso, pero tenía que escribirlo)... Y al famoso Oliver Atom, sí, el de los Supercampeones, con su frase “El partido no ha terminado todavía”. Solo después recordé el Trabajo Interno y su importancia, y que me había tomado un descansito de el. Y cómo, justamente, la semana en la que no hago el esfuerzo de trabajar internamente, me resfrío. Claro, aflojé la ejercitación de los músculos del alma. Todo sumado, me dio como resultado: “Falta de confianza en mí mismo”. Y otras cosas más, pero no voy a dejarlas expuestas acá.

Y volviendo a la angelita con forma terrenal de mujer, en teoría, está saliendo con un chico (qué bueno, porque si estaba saliendo con una chica, ahí sí hubiese sido misión imposible)... La verdad que me lo dijo con su carita de ángel y su vocecita suave y dulce, que le creo todo lo que me diga.
De todos modos, saco como conclusión positiva que este hecho desempolvó lo mejor de mí, que estaba archivado. Porque volví a escribir después de mucho tiempo, además, acudí a la resiliencia, que es como una actitud de transmutación, o sea, de transformar una situación aparentemente negativa, en positiva. Y por otras cosas más que noté internamente. Si todo está perfecto en el Universo, ¿no? Bueno, al menos, quienes creemos en Dios deberíamos pensar así, ya que si no, estaríamos creyendo que el Padre/Madre Amor no sabe lo que hace.

Por último, me parece que tal vez deba mostrarle este escrito a esa chica. Lo veo como una forma de presentación de lo que soy. Porque no estoy censurando nada de lo que pienso y siento. Creo que es lo mejor. Puede ser que quedemos como buenos amigos y salgamos a comer y nos divirtamos.

Me parece que sos una chica que vale la pena, tal como te dije. Pero ahora, como antes, solo depende de vos. ¿Qué decidís, Agus?

viernes, 1 de febrero de 2013

El miedo al cambio


Este es un tema muy importante que no suele ser difundido como se debiera, aunque en estos tiempos de cambio, sale más a la luz que antes. Me refiero a lo positivos que son los cambios en la vida cotidiana. Algunos nos parecerán espantosos, otros magníficos, pero solo es una subjetiva opinión de nuestro pequeño ego. ¿Acaso lo que pasa es por casualidad? Claro que no, es por causalidad, o sea, que tiene una o más causas definidas. Y si el Universo es sabio (Universo, Naturaleza, Dios, Vida o como quieran llamar a ese magnífico Ser Consciente-Amoroso), no nos iba a poner en nuestro camino algo para lo que no estamos preparados/as... De hecho, si hilamos más finos, nosotros mismos nos ponemos esas situaciones o pruebas, aunque desde una consciencia bastante superior a la de todos los días. Pero como es un tema que puede complicar las cosas, lo dejamos de lado y seguimos con la importancia de adaptarse a los cambios en nuestra vida.

Para seguir, les dejo la etimología de una palabra:

Crisis: Proviene del griego krisis y este del verbo krinein, que significa separar o dividir. La crisis nos obliga a pensar, por lo tanto, produce análisis y reflexión (Fuente: http://etimologias.dechile.net).

O sea que, contrariamente a lo que se piensa, estar en crisis no es malo. Puede resultar duro, pero nos da la oportunidad de salir de la rutina, de producir un cambio. Aunque podemos seguir en lo mismo y no querer cambiar, con lo que nos contaminamos por las viejas ideas y energías que ya no sirven, porque cumplieron su fin en su momento... que no es este, así que mejor dejarlas ir.

Y con respecto al miedo al cambio, está por ejemplo el dicho popular “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. No es tan así (aunque tampoco seamos extremistas de decir que, de vez en cuando, no viene bien aplicar este dicho), porque de esta forma nos perdemos de conocer a alguien que, tal vez, tenga muchas cosas valiosas por aportar.

Volviendo al tema de la cultura que hay en la sociedad con respecto a los cambios, cabe destacar que sigue firme una postura de pensamiento acerca de que esto se padece. Muchas personas se resignan al cambio y después se terminan acostumbrando, así que no termina siéndoles tan terrible. Pero, ¿qué pasará cuando haya otro cambio? Si la persona no se adapta rápidamente, posiblemente padecerá lo mismo uno y otra vez. Y a medida que pasen los años, más se resistirá a los cambios, lo cual des-favorecerá su evolución.

¿Y ustedes, que decisión van a tomar para cuando se presente un próximo gran cambio en su vida? Pueden probar ENFRENTARLO directamente, no como un desafío tipo competencia, o sí, pero compitan contra ustedes mismos. Y si se tiene el valor de adaptarse a ese y a posteriores cambios, no habrá más que triunfo para uno mismo.

domingo, 20 de enero de 2013

JUSTICIA DIVINA Y TERRENAL


Más de una vez hemos oído hablar de la justicia basada en la ley escrita. Sobre todo, cuando escuchamos hablar acerca de las autoridades: “La justicia dictaminó que...” (verán qué poco respeto le tengo a esta “justicia” que ni mayúscula le pongo). Pero basarse en la letra muerta escrita en un papel no parece ser lo mejor, al menos para mí. Y más si observamos que las leyes tienen que ser escritas con palabras demasiado formales, difíciles, de esas que no se usan ni remotamente en el lenguaje cotidiano. Pero dejando de lado estas opiniones personales, es cierto que una guía tiene que haber, si no, todo sería cualquier cosa. Sin embargo: ¡Qué tan fácil sería que todos nos unamos y que todo sea un maravilloso espectáculo! Ah, no, cierto que esas cosas son utopía, y que lo normal es justificar envidia, egoísmo, celos, hijaputez (¿clarito?), etc.

Y todo esto trae muchas ganas de hacer justicia por mano propia, o sea, justicieros/as. Generalmente, esta gente PIENSA que actuaría así, no es que haga en la práctica lo que suele decir (afortunadamente, porque hay cada mentalidad)... Yo me reconozco ese defecto: justiciero. Que no es lo ideal, porque lo ideal sería ser justo, que es el antónimo, aunque no lo parezca. ¿Y cuál es la diferencia? El justo trata de ser imparcial, según valores morales y éticos más o menos objetivos aunque, claro está, son SUS valores los que dictaminan lo que le parecerá justo, pero en fin, un intento de imparcialidad hay. En cambio, el justiciero busca imponer su idea de justicia, la cual puede estar desacertada. En todo caso, imponer no es un lindo término y allí estaría el error. Además, se basa en valores totalmente subjetivos acerca de la idea de justicia.

En cambio (y haciendo un importante giro) en la Justicia Divina está todo más que claro. Sí, la de Dios, Universo, Karma, etc. No importa el nombre, más bien los hechos. Muchos creen que no es tan así la cosa, otros se resignan y “Dios sabe lo que hace”. De esto último, ni hablar, pero he constatado como todo vuelve, como dice la canción de Axel. O como dice el Sexto Principio Hermético, o la “ley del bumerang”, o el karma... este último ya lo había mencionado. En fin, todo está perfectamente relacionado, aunque nuestra mente no esté concebida para comprenderlo. Y cuando queremos razonarlo, nos perdemos en cien mil pensamientos distintos.

Se me olvidaba lo que muchos esgrimen como fundamento contra estas Leyes Universales: famosas escorias de la humanidad, viviendo mucho tiempo, con aparentes lujos y cantidad de amigos y bienes materiales; mientras que gente de bien pierde su trabajo y tiene otros problemas. En este caso, si diría: “Dios sabe lo que hace”. Pero solo para no andar explayándome mucho. Acá, como es por escrito, me es más fácil y les explico mi idea: todo está perfectamente relacionado. Lo que pasa está enlazado de una manera impresionante, aunque no concebible para nuestra mente racional. Ejemplo (extraído casi literalmente de un libro de Enrique Barrios, aunque no recuerdo cual):

Un ladrón de un banco es abatido por la policía y muere al instante. Karma para el ladrón: tal vez, por haber asesinado en esta u otra encarnación; además para que aprenda que no debe robar. Ya tendrá su oportunidad más delante de redimirse. Karma para el policía que disparó: el haber matado a alguien, por más ladrón que sea, le jugará una dura pasada en lo psicológico. Ahí, el puede hasta decidir no ser más policía, o hacer custodias menos peligrosas por su cuenta. Y le podemos añadir una más: karma/advertencia para uno que pasaba por ahí: al no andar bien económicamente, había pensado que podía robar algún banco o joyería y que eso sea a lo que se dedique en la vida, pero al ver esta situación, desiste.

Solo puedo decirles que uno de los grandes problemas está en que los seres humanos evolucionamos, pero los sistemas atrasan siglos. Y ahí es donde se genera la insatisfacción, frustración, las ganas de hacer justicia por cuenta propia. Solo puedo recomendarles autoobservación, que les va a ayudar para detectar cuando andan vibrando bajo, para intentar transmutar emociones o pensamientos negativos. A veces saldrá, a veces no, pero con intentarlo, ya habrán dado un paso gigante. Y con la práctica, podrán evitar contaminarse internamente y serán más libres de hacer lo que les plazca.