lunes, 9 de abril de 2012

La innecesaria consideración de la culpa en nuestra vida cotidiana

Releyendo mi libro (lo hago de a poquito, y de a un capítulo todo junto, para no perder el hilo de la temática), me pareció que podía dejarles otro fragmento muy interesante. Vamos a él:


Capítulo 6: ¿Culpa o responsabilidad?


“... la culpa puede hacer ganar seguidores
de alguna religión, partido político, etc., teniendo en cuenta lo que
produce rebajar la autoestima de la gente para dominarla. Y así, uno
termina creyendo que es normal sentirse culpable, que es parte inevitable
de la vida. Pero... ¿es verdaderamente así o hay algún otro camino?
Primeramente, me gustaría dejarles un sencillo concepto que me
transmitió un psicólogo: “Cambiar la palabra culpa por responsabilidad...”
Con esto, creo que es suficiente para que empecemos a enderezar
la historia. Pudiera surgir la duda: ¿No es lo mismo culpa y responsabilidad?
Algunas veces sí, claro que dependiendo del contexto en el que
se use la palabra. Aparte, psicológicamente suena distinto, o sea, inconscientemente,
nuestro cerebro no registra de igual manera, sendas
palabras. Para explicarlo mejor: tener determinadas responsabilidades,
puede ser muy lindo, tal vez es lo que soñamos desde chicos. Sin embargo,
no podemos decir lo mismo de las culpas. ¿A quién le gustaría tener
la culpa de algo? Al cambiar este término por “responsabilidad” (de un
hecho), ya lo vemos desde otra perspectiva, aunque seguimos creyendo
que es lo mismo que ser culpables.
Vamos a tratar de entenderlo con un gran ejemplo: Si de chicos, o
adolescentes inclusive, nos dieran más libertad para hacer algunas
cosas o para salir, pero nos dijeran: “Hacete cargo de tus acciones”.
¿Qué pasaría? Seguramente, diríamos “sí, sí, no hay problema”. Claro
que cuando nos equivoquemos, entenderemos que no iba en chiste la
advertencia. Ahí mismo, nos pueden recalcar: “Te dije que te hagas cargo
de tus acciones”. De esta manera, podemos empezar a comprender
la importancia de las responsabilidades. Esperemos, también, que un
padre o madre que tenga la sabiduría de enseñar así, también le explique
más tarde, al chico/a, el por qué de este proceder. De a poco, va a
ir aprendiendo el valor de ser responsable. Y sí, efectivamente, su padre
o madre hizo un buen trabajo, podría rematarlo explicándole que tiene
derecho a equivocarse, que no tema hacerlo, de hecho, hay veces en
las que así se aprende en la vida, pero que sea responsable por sus
acciones. De esta manera, se quitaría la “presión” que produce la culpa.
Tampoco estaría demás que se le explique que la gente es posible que
no entienda esto y que, aun así, lo culpe, aunque en realidad, él/ella no
sea culpable de nada. En ese caso, que no se haga cargo de lo que no
le corresponde...”

3 comentarios:

  1. La culpa es una actitud formada por emociones y pensamientos, que nos llevan a una sensación de auto devaluación. Es decir, la persona que siente culpa, se califica negativamente como persona, se siente mal consigo misma y se siente devaluada de alguna manera. De lo que se trata realmente es de asumir nuestros actos, y hacernos responsables de enmendar las situaciones, hasta donde sea posible. Hay una gran diferencia entre sentirse culpable y sentirse responsable. La culpa hace sentirse mal consigo mismo y devalúa. Hacerse responsable te hace sentir mal hacia la conducta, pero sigues sintiendote bien contigo mismo, aceptando que se cometió un error, pero que eso no te devalúa como individuo.

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    1. ¡¡¡Qué magnífico!!! Ese aporte es muy preciso, lástima que no se me ocurrió para ponerlo en el libro, je, je, je.
      Gracias Pauli, un beso.

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