En esta oportunidad, quería
ocuparme de lo “culturalmente aceptado”. Puede ser en Argentina, puede ser en
el mundo. Ya veremos a medida que transcurre el texto.
Empecemos con el deporte más
popular: el problema no es que el jugador de fútbol este sobrevalorizado, sino
que personas que sirven desde su trabajo sean tan poco valorados. El ejemplo
más claro suele ser el de los médicos: salvan vidas, cierran heridas
peligrosas, etc. Si bien yo tengo una disyuntiva con los ortodoxos, que te
mandan fármacos hasta el ojt en lugar de remedios naturales (como pueden ser el
jengibre y ambay, que tratan más eficazmente los resfriados y gripes) y que te
pueden dar tanto tiempo de vida porque así lo indica el “manual”. Aunque es muy
cierto que prestan un gran servicio a la humanidad. Yo no tengo estómago ni
sangre fría siquiera para ver cómo hacen las operaciones. ¡Imagínense si me
animaría a abrir a alguien! Para nada. Atender y operar a chicos o bebés: ¡Esos
sí que merecen varias medallas y honores! Pero en fin, a lo que quiero hacer
referencia es que brindan un importante Servicio. Y además, están de acá para
allá. Ni que hablar de los bomberos. Claro, el trabajo voluntario… Ahí no hay
vuelta que darle: sí arriesgan la vida. Y “voluntaria-mente”… Y también otros
oficios y profesiones, como los maestros (una vez más, que sean humanos y no
rígidos con el programa). Pero lo importante del caso es que, por comparación,
parece inaudito que los futbolistas ganen bastante más. ¿No es desproporcionada
la diferencia?
Pasemos a otro tema que
puede responder la pregunta anterior: hace unos meses, en mi último trabajo,
tuve compañeros cubanos. Entre las diferencias culturales que aprendí, hay una
que me llamó poderosamente la atención: en Cuba, el valor de una casa es
equivalente al de un auto acá. Y viceversa. Claro, es mejor tener donde vivir.
El transporte se puede solucionar de otra manera y listo… no recuerdo que me dijeron
acerca de los alquileres de viviendas. De todas formas, lo importante es darse
cuenta que algo estamos haciendo mal por estos lados… ¿Qué será? ¿Será que
hacemos las cosas al revés? No estamos tan errados: en todo el mundo se hacen
las cosas a la inversa en diferentes disciplinas...
Y ni que hablar del voto.
Prefieren votar a los conocidos. Claro: “mejor malo conocido que bueno por conocer”…
Viejo dicho, que habría que ir erradicando. Si nos quejamos de que las cosas
están mal y votamos a alguien que sabemos que no las va a mejorar (aplicado a
partir de Carlos Saulín): ¿De qué nos quejamos? Está bien, LA MAYORÍA es la que
votó a ese candidato. Pero, aun así, la mayoría que le sigue votó a otro, que
era igual o peor opción. Ahhhh, pero era conocido… Nunca la oportunidad a
alguien nuevo (o no tan nuevo) que pueda ofrecer algo medianamente diferente.
Hay muchos ejemplos más de
la idiosincrasia argentina (o de cualquier país). El tema es reflexionar sobre
lo que nos impone la cultura. Exacto, eso que nos enseñan. También, la palabrita
tradición nos puede jugar en contra. Entonces, rebelémonos contra lo que nos
dicen. No por ser rebelde buey o re heavy, re jodido, sino para hacer algo
diferente. Si la rebeldía puede llevarnos a otros caminos y la expresamos con
respeto y firmeza, nos sentiremos más libres. O sea, pudiendo expresar lo que
sentimos.
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