Tanta rivalidad,
tantos opuestos, tanto exitismo, me llevan a escribir esto que pienso desde
hace tiempo, pero ahora, un poquito más ordenado...
¿Cuándo va a
entender la gente que en la política no hay que ensuciar al otro, que lo que
hay que hacer es buscar el posible bien que le haga su candidato al país,
provincia, etc.? Recuerdo que antes, en los debates, los candidatos atacaban al
otro en lugar de mostrar lo que iban a hacer. En la actualidad, hay una
situación que me resulta muy extraña entre los 2 únicos candidatos que
quedaron: uno de los 2 ataca directamente al “rival”. Sea el mismo, o los que
le hacen campaña. Independientemente de gustos,
creo que esto es muy peligroso. Porque la gente empieza a hacer lo mismo
y peor: no ve los errores de “su” candidato, solo contraataca con los que
cometió el opositor. Y tampoco ve lo bueno de su competidor. Y lo mismo pasa en
el deporte: con la excusa esgrimida del folclore del fútbol, permanentes
“ataques” al cuadro adversario de toda la vida, mirando más sus caídas que los
logros propios.
Un pequeño descanso
(de una oración nomás):
Miremos esta
situación en la vida cotidiana: la importancia que le da la gente a lo que
hacen los demás, la envidia por tener tal o cual cosa (material o no), o mirar
solo lo propio, como si lo demás no importara...
Volvemos de la
pausa (o del Corte), meses después:
Este escrito empezó
con la elección presidencial anterior, cuando quienes le hacían campaña a
Scioli, defenestraban a Macri. Y no me importa si tenían razón o no, no es ese
el tema. Más bien, lo que me importa es empezar a mostrar lo mejor de uno y no
andar interesándose por lo que hace o deja de hacer el otro. Y esto va para
todo el mundo…
Y ya que
“actualicé” este escrito, lo mismo podemos decir de River y Boca. Estos
últimos, contentos por su victoria en el Superclásico, se cansaron de cansar a
propios y extraños. Y cuando el Millo ganó la Copa Argentina, lo mismo. Ojo,
los fanas de River también hacen lo suyo; ya no soy ajeno a que ambos son
insoportables, aunque por encuestas propias, los bosteros siguen liderando ese
ranking. Y también podemos aplicarlo al mundo en general aunque, en este caso,
más centrado a Sudamérica. El llamado folclore del fútbol sobrepasa toda
cargada. En lugar de disfrutar del espectáculo, también las canciones de la
hinchada van dirigidas al eterno rival. Y el canto, por ejemplo, “A la Boca la
vamo’ a quemar” es una innecesaria reacción. O robar banderas de otros equipos
como trofeos… robar siempre será robar.
Pero en fin, la
actitud de fijarse en la otra persona para ver que está haciendo, me recuerda
al hecho de culpar a los demás. Difícilmente la gente se fija en sí misma. Todo
“es culpa de…”, muy raro que alguien comparta responsabilidad (y no culpa). Y
eso se refleja en todos los ámbitos. Sería interesante que cambiemos el esquema
mental. Quien les escribe, lo intenta hacer. Hace rato no digo, por lo menos de
verdad, que tal cosa “es culpa de…”. Ahora, a nivel interno, eso puede ser
diferente. Pero lo importante es eso: auto observarse, prestar atención. Solo
queda lo más complicado. Por supuesto, APLICARLO PRÁCTICAMENTE.
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