Ya el título va directo a la cuestión, como para hacer la
cosa más clara y no dar muchas vueltas. Así que explico lo que me parece: lo
que la gente considera que es ser una persona “normal” es totalmente opuesto a
lo que significa actuar desde el verdadero ser. Para esto último, sería muy útil
encontrarse uno mismo, o al menos intentarlo. Entiendo que parece cosa de locos
lo de “encontrarse a uno mismo”... me refiero a actuar desde el verdadero ser, o
sea, la esencia y no desde la personalidad. Esto sería, tratar de proceder de
acuerdo a lo que a uno le dicta el alma y no a lo que le dictan los demás...
claro, porque la personalidad se aprende, esto quiere decir, es lo que no
enseñan los demás acerca de cómo se debe
vivir. El problema de esto es que ninguno puede saber por sí mismo si lo
que le enseñaron está acorde con el fluir natural del Universo. Por supuesto, porque
si aprendieron mal, ¿cómo salir del error?
Para entender como actúa la Naturaleza , por lo
menos en mi caso, trato de guiarme por el Amor. Vamos a tener que denigrarlo dándole
una especie de definición, si así se quiere llamar: el Amor es Dios, el Todo,
el Universo, la Creación...
claro que si todo es Dios, si todo es Amor, ¿por qué existe el “mal”? Digamos
que, lo más preciso, sería decir que existen distintos grados de acercamiento o
alejamiento del Amor, como para no caer en el error de ser extremista mental
(blanco-negro, femenino-masculino, bien-mal, etc.) y olvidarnos de los puntos
medios.
Entonces, el “mal” sería un grado bastante alejado del Amor,
entre los cuales también se presentan distintos grados de mal, a su vez... ¿La
estoy complicando o sigo? Bueno, sigo (se respondía solo... quesevasé).
Entonces, actuar acorde a lo natural vendría a ser responsabilizarse de ser una
criatura que puede discernir y amar de una manera más consciente. Bueno, por lo
menos, potencialmente, ya que no se ve mucho de eso. Porque no es natural que
lo machos peleen por sus hembras ni que anden marcando territorio, como si no
fuese suficiente grande el mundo y como si la tierra perteneciera realmente a
alguien (no, no me refería a los animales a secas sino a los animales humanos).
Si sería natural vivir como hermanos, compartiendo todo y sin necesidad de
dinero, por ejemplo. Ah, ¿no? Claro, dirían que es una utopía, una locura. Lo que
no pueden ver es que locura y enfermedad (del alma y de la mente) es lo que
pasa actualmente: las guerras, la droga, las violaciones, los asesinatos, etc.
Porque eso no es normal, si uno despierta un poquito a la realidad real... de
un ser natural, no deformado por la civilización.
En las conversaciones, las personas suelen querer llegar a
un punto en común, generalmente. No hay por qué tener que hacerlo. También está
bueno que cada uno tenga su opinión. Allí, no hay punto en común, pero sí tolerancia.
A veces, uno puede no ser considerado normal
por no opinar como “todo el mundo”, pero recordemos que no hay que tomar tan a
pecho lo que nos digan. Lo que nos sirve como crítica constructiva, lo tenemos
en cuenta y lo incorporamos a nuestro saber, lo demás, lo archivamos.
Y para culminar, con respecto a “encontrarnos a nosotros
mismos” habría que ejercitarse en el delicado arte de la autoobservación y controlar
nuestros torbellinos de emociones y pensamientos. No es fácil, pero para lograr
llegar al fondo de sí mismo y verse realmente como uno es, hay que observarse
de manera sincera y hasta despiadada, para no justificar todas las actitudes
que uno tiene como si estuviesen siempre bien.
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