viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Ser “normal” o encontrarse a uno mismo?


Ya el título va directo a la cuestión, como para hacer la cosa más clara y no dar muchas vueltas. Así que explico lo que me parece: lo que la gente considera que es ser una persona “normal” es totalmente opuesto a lo que significa actuar desde el verdadero ser. Para esto último, sería muy útil encontrarse uno mismo, o al menos intentarlo. Entiendo que parece cosa de locos lo de “encontrarse a uno mismo”... me refiero a actuar desde el verdadero ser, o sea, la esencia y no desde la personalidad. Esto sería, tratar de proceder de acuerdo a lo que a uno le dicta el alma y no a lo que le dictan los demás... claro, porque la personalidad se aprende, esto quiere decir, es lo que no enseñan los demás acerca de cómo se debe vivir. El problema de esto es que ninguno puede saber por sí mismo si lo que le enseñaron está acorde con el fluir natural del Universo. Por supuesto, porque si aprendieron mal, ¿cómo salir del error?

Para entender como actúa la Naturaleza, por lo menos en mi caso, trato de guiarme por el Amor. Vamos a tener que denigrarlo dándole una especie de definición, si así se quiere llamar: el Amor es Dios, el Todo, el Universo, la Creación... claro que si todo es Dios, si todo es Amor, ¿por qué existe el “mal”? Digamos que, lo más preciso, sería decir que existen distintos grados de acercamiento o alejamiento del Amor, como para no caer en el error de ser extremista mental (blanco-negro, femenino-masculino, bien-mal, etc.) y olvidarnos de los puntos medios.
Entonces, el “mal” sería un grado bastante alejado del Amor, entre los cuales también se presentan distintos grados de mal, a su vez... ¿La estoy complicando o sigo? Bueno, sigo (se respondía solo... quesevasé). Entonces, actuar acorde a lo natural vendría a ser responsabilizarse de ser una criatura que puede discernir y amar de una manera más consciente. Bueno, por lo menos, potencialmente, ya que no se ve mucho de eso. Porque no es natural que lo machos peleen por sus hembras ni que anden marcando territorio, como si no fuese suficiente grande el mundo y como si la tierra perteneciera realmente a alguien (no, no me refería a los animales a secas sino a los animales humanos). Si sería natural vivir como hermanos, compartiendo todo y sin necesidad de dinero, por ejemplo. Ah, ¿no? Claro, dirían que es una utopía, una locura. Lo que no pueden ver es que locura y enfermedad (del alma y de la mente) es lo que pasa actualmente: las guerras, la droga, las violaciones, los asesinatos, etc. Porque eso no es normal, si uno despierta un poquito a la realidad real... de un ser natural, no deformado por la civilización.

En las conversaciones, las personas suelen querer llegar a un punto en común, generalmente. No hay por qué tener que hacerlo. También está bueno que cada uno tenga su opinión. Allí, no hay punto en común, pero sí tolerancia. A veces, uno puede no ser considerado normal por no opinar como “todo el mundo”, pero recordemos que no hay que tomar tan a pecho lo que nos digan. Lo que nos sirve como crítica constructiva, lo tenemos en cuenta y lo incorporamos a nuestro saber, lo demás, lo archivamos.

Y para culminar, con respecto a “encontrarnos a nosotros mismos” habría que ejercitarse en el delicado arte de la autoobservación y controlar nuestros torbellinos de emociones y pensamientos. No es fácil, pero para lograr llegar al fondo de sí mismo y verse realmente como uno es, hay que observarse de manera sincera y hasta despiadada, para no justificar todas las actitudes que uno tiene como si estuviesen siempre bien.

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