Auto (del griego autos,
que significa por sí mismo).
Estima (del latín aestima, del verbo aestimare; que significa evaluar,
valorar). Algo así como: “Estimarse (o valorarse) a sí mismo”. Entonces, ¿cómo reconocemos la autoestima?
Sin duda, puede ser tema de confusión, ya que hay que ver de
dónde proviene. Vamos a tocar,
someramente, el tema de ego y esencia, para clarificar la cuestión. Acá están
las definiciones de esas palabras según mi libro “Conocete a vos mismo”:
Ego: el “falso”
yo. (…) Es eso que desarrollamos de acuerdo a nuestra experiencia de vida y que
vamos adquiriendo con el paso del tiempo. (Acá añadiría): Son,
generalmente, las ideas que tomamos como “ciertas” y que defendemos más
adelante, generalmente, cuando estamos frente a otra persona. Las cosas
parecieran ser de una manera determinada, o sea, como dice la mayoría. Y de
acuerdo a esos valores nos manejamos en la vida. (…) Debemos
tener en cuenta que actuamos desde el la mayor parte del tiempo entonces, según
lo que nos digan, dependerá nuestro estado de ánimo y cuánto nos estimemos.
Esencia: Podemos
decir que es lo más puro de una cosa, lo más importante, lo verdadero. En el
caso de los humanos, lo podemos ver claramente en los bebés, o en los nenes más
chicos. Esa inocencia, esa pureza que irradian. Es lo más real que tenemos, lo
que SOMOS. (Añadiría): El “chip” con el que venimos a la vida. Y
hablando espiritualmente, también se diría que es la información que acumulamos
en nuestra alma de encarnaciones anteriores, pero no es la temática que se va a
abordar.
Retomando el tema, cuando nuestra autoestima proviene del ego,
puede haber diversas reacciones. Estas, pueden derivar en alta o baja
autoestima, dependiendo de la emoción o estado de ánimo de cada uno. En cambio,
cuando la esencia domina el asunto, debería haber solo alta estima, ya que lo
más puro de nosotros tiende a la bondad, a querer a propios, extraños y a
nosotros mismos (aunque puede haber excepciones).
¿Cómo saber quién tiene autoestima alta o baja? Independientemente
de si está comandada por la esencia o el ego, estamos hablando de personas que
suelen confiar en sí mismas. Aun cuando algo vaya mal, se ve que siguen
intentando perseguir su objetivo. Son personas que no se quiebran fácilmente
por una opinión desfavorable sobre ellas mismas. Y las personas de baja
autoestima puede que tengan como hábito culpar a los demás. Inclusive, pueden
simular ser “fuertes”, pero no se hacen cargo de sus acciones. Ojo que puede
que pase al revés: que en lugar de culpar a los demás, lo hagan con sí mismas.
También suelen hacer comentarios desfavorables sobre sí mismas; pero no en
broma, sino reiteradamente. Es posible que ninguna de estas 2 clases de
personas entiendan como el otro tiene esa clase de autoestima (me refiero a los
opuestos entre sí).
Lo más importante de todo, es reconocer como estamos en la
materia de amarnos a nosotros mismos. Puede parecer difícil amar a los demás,
pero también puede ser complicado hacerlo consigo mismo. Cuando nos detectemos
en autoestima baja, hagamos el esfuerzo por transmutar al positivo. La mayoría
de las veces, si es que tenemos ganas, lo conseguiremos. Y si andamos en
“alta”, contagiemos al que anda mal y regalemos lo mejor de nosotros a
cualquier otro. Pero, también, tratemos de tener empatía: no siempre el de baja
estima querrá recibir esa energía alta. Habrá que respetar esa decisión, aunque
suele ser la minoría, ya que el ser humano tiende a estar bien y quiere que la
gente de su alrededor también lo esté.