Muchas veces escuchamos gente que habla de lo fabulosas que
eran las cosas en su época. De que se hacía esto o aquello (y que era mejor que
ahora), que había más respeto, etc. Y con respecto a esto último me he detenido
a pensar si era tan así. Repasemos.
Se suponía que antes había mucho respeto por los padres.
Mucho antes, más aún. Lo que se olvida es que hace bastantes años, en realidad
había miedo a los padres. Y esto lo
escuché de mi abuelo, hace un tiempo, cuando todavía vivía. Más adelante,
seguía este aparente respeto por los padres, aunque si no se tenía determinada
edad, ellos “tenían” razón. ¿Adónde estaba la libertad de opinión? Alguna
persona dirá que se podía opinar, aunque, probablemente, se recibía un
correctivo por hablar. Y ahora tal vez está todo mucho más light, a los chicos
se les quiere enseñar sin darle chirlos, lo cual es una buena iniciativa, pero
falta la firmeza. No está mal levantar la voz, gritar inclusive, si es que
fuese necesario. El tema está en encontrar ese punto medio, enseñar primero en
casa, para después no reclamar que nuestro hijo/a “nos hace pasar papelones”.
¿Y qué se les enseñó?
Otra situación importante: hace algún tiempo que ya hay una
sana iniciativa para que haya igualdad entre el hombre y la mujer. Falta por
hacer, pero las cosas van bien encaminadas. Por ahí había escuchado a 2
compañeros de trabajo que me llevan generaciones y opinaban que ahora no hay
respeto, que las parejas se besan abiertamente, ponen la mano en el bolsillo de
atrás de su compañera/o, etc. Me pregunto yo: ¿No es algo natural, que estuvo
reprimido por muchos años? Está bien: a veces la imagen puede resultar hasta
grotesca, por no haber un mínimo de control sobre las hormonas... Pero ver a 2
personas que se aman, besándose apasionadamente, no tiene nada de malo.
Y con respecto a la igualdad en el trato, se ve que las
mujeres tienen más lugar en los trabajos y en opiniones. Algo que debería
resultar natural; sin embargo lo resalto porque, como expresaba anteriormente,
en otro tiempo no pasaba tanto o no pasaba. Claro que ellas también quieren
recibir los gestos de “caballerosidad”, que estaban destinados a mostrar
respeto por la mujer, aunque en mi opinión, solo tapaba la falta de respeto e
igualdad que se tenía por ella. En mi caso, el respeto lo ofrezco. Los gestos
“caballerosos”, cada tanto, los tomo como un mimo más bien, como para sacarles
una sonrisa.
Otro tipo de respeto a tratar, es el que se le tiene a los
maestros o profesores. ¿Acaso les parece humano que un profesor repruebe a
alguien porque se le da la gana o porque no le caía bien el alumno? Vamos, que
eso pasa y se sabe... ¿Y qué les parece que le de órdenes? No digo que no le de
alguna orden, pero en el colegio debería practicarse la forma de expresarse,
“pedir”, no “decir” u ordenar. Ahora hay otros temas que tal vez no conocí en
mi etapa en la escuela. De todas maneras, por otro lado, los padres se enojan
con los profesores por las bajas notas. ¿No deberían estudiar sus hijos? Si el
profesor es muy exigente, se puede pedir una reunión y dialogar. Por qué no,
hasta discutir. Pero hasta ahí, porque si continúan los casos de violencia
contra maestros, uno corrobora la razón de por qué los chicos no estudian y
contestan mal…
Muchos casos más hay, como usar el celular para todo,
incluso en la mesa, o comunicarse más por redes sociales que mediante
encuentros físicos. En todos los casos, me parece que es saludable encontrar un
punto medio, ya que, por ejemplo, la tecnología nos brinda herramientas
excelentes para comunicarnos. Después, somos nosotros los que la aprovechamos o
nos aprovechamos de esta. Solo basta tener sentido común, a pesar de que, a
veces, en este mundo sea el menos común de los sentidos... Y por último, un
recordatorio de intentar encontrar el punto medio y por qué es beneficioso:
4º Principio Hermético (de Hermes Trismegisto): El
principio de polaridad:
«Todo es dual; todo tiene polos;
todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante es lo mismo; los
opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se
encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas
pueden ser reconciliadas.»