Karma, ley del búmeran, acción/reacción, ley de causa
y efecto, todo vuelve, etc. Seguramente habrán escuchado hablar de alguna de
las formas mencionadas la Ley de Causa y Efecto (Sexto Principio Hermético).
Muchas veces, las personas no entienden como a tal dictador
o persona malparida no le llega su karma. Que puede hacer un montón de hijaputeces
y no le pasa nada, que tiene más de 90 años y sigue viviendo y bla, bla, bla. Entonces,
llegan a la conclusión (esperemos que solo en palabras): “hay que ser un hijo
de puta en la vida. Total, mirá a… (generalmente algún político) como cagó a
tanta gente, cuánta guita robó y no le pasa nada”. Bueno, en este momento que
tengo, de conexión, les puedo decir que SÍ LE PASA. Pero, ¿quiénes somos nosotros
para juzgar eso? Claro, la sensación de injusticia e impotencia, más la bronca
del momento. Pero, para entender las siguientes líneas, hay que creer en Dios y
en la reencarnación. Mínimo eso, porque quienes lo SENTIMOS EN EL INTERIOR Y LO
SABEMOS, no necesitamos esto como idea ni explicárselo a nadie. Aunque sería
hermoso poder transmitírselo al menos a una persona que pudiera entenderlo.
EL PEOR KARMA NO ES EL QUE UNO RECIBE EN LA PROPIA
ENCARNACIÓN, SINO EN ALGUNA DE LAS SIGUIENTES. Esto no es fácil de entender. No
sé si podré explicárselos. Lo único que se me ocurre para decir es que, con
atención fina, en la propia encarnación uno puede llegar a darse cuenta de por
qué le sucede tal o cual cosa. De una encarnación a otra, no. A menos que sea o
conozca a algún vidente, claro está… Bueno, y aparte, dejar karmas para otra
vida puede ser doloroso; por esto de que, si no se resuelven, se van
acumulando. Por eso siento doble pena por los suicidas: tan duro era su sufrimiento
que pensó que iba a terminar. Pero no, uno nunca escapa de la ley…
Sin embargo, no todo es tan “oscuro” en cuanto al
karma. Este no es ni bueno ni malo: es consecuencia de las acciones realizadas.
Si bien es cierto que “uno da lo que recibe; luego recibe lo que da”, en algún
momento de la vida puede llegar a entender que determinada conducta era
incorrecta. En tal caso, hay que intentar corregirla, porque si no va a seguir
padeciendo en la rueda del nunca acabar. Y quienes realizan buenas acciones,
cosechan lo mismo.
Hay servidores que la tienen más difícil: como en su
historial hay una encarnación complicada, a veces pareciera que no reciben tanto
bueno como pudieran creer merecer. Esas son pruebas, de las más duras. Pero al final
dejan un crecimiento en el alma de esos que uno se lleva al otro lado (sí, lo
único que uno se lleva: sus experiencias. Por eso hay que tener cuidado con
nuestras acciones).
Y, finalmente, tenemos las almas evolucionadas. Esos
seres que no parecen ser “de este planeta” (y puede que sus almas no lo sean).
No viven más que para el bien. Por supuesto que cometen humanos errores;
incluso puedan mandar a la mierda a más de uno. Pero qué más puede pretender uno
en este plano… lo bueno es recordar que la gente es más buena que mala (sí,
escuchó bien. Quiero decir, leyó bien. Aunque es cierto que uno cuando lee se
escucha a sí mismo leyendo… bueno, que largo se hizo este paréntesis). La mente
baja es el “mal”; la mente alta el “bien”. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno,
no puedo explicar todo, deduzca. Piense, piense, métale neurona...
C'est fini.
Babay.