La gente
cree vivir en el estado consciente durante toda su vida. Pero esto no es
cierto. Lo peor de todo, es que a muchos les parecerá ridícula esta afirmación.
Sin embargo, al afinar un poco la atención, nos podemos dar cuenta de que
vivimos en un estado de piloto automático. La consciencia rara vez la
conseguimos. Tal vez, si una persona o un objeto nos gustaron, podemos ser
conscientes de eso, pero… ¿a QUIÉN le gustó?
Así es:
somos el sujeto tácito. Claro, el del análisis sintáctico. Se da por hecho que
soy “yo” al que le gusta esa chica. Aunque al recordar ese momento, es probable
que solo nos acordemos de detalles externos, porque NO NOS ESTÁBAMOS PRESTANDO
ATENCIÓN. El solo hecho de observarse a uno mismo mientras observamos el
exterior, puede brindarnos una nueva experiencia y diferentes sensaciones cada
vez que lo hagamos.
Pero esto no
es nuevo. Lo hacemos de manera… raro decir que tomamos consciencia de manera
inconsciente. En realidad, llegamos a ese estado de “consciencia de sí mismo” y
no le damos mayor importancia. Lo asociamos a un momento de felicidad o alegría
intensa y nada más. ¿Cuándo se puede dar esto? Ejemplos que recuerde en mi caso
particular:
Luego de 5
años sin irme de vacaciones, finalmente pude hacerlo, hace un tiempo atrás.
Recostado en la playa, pude tomar CONSCIENCIA DE SÍ y disfrutar el momento. Me
veía ahí, recostado, disfrutando de un gran momento de relax. Tan solo eso. Y
yo, feliz.
En la
cancha. No soy alguien que vaya a ver los partidos al estadio, pero he ido en 4
ocasiones. Curiosamente, no fue en la primera sino en la segunda o tercera vez
que asistí que logré llegar a verme a mí mismo en ese estado de felicidad: yo,
acá, en este lugar. Pensar que siempre lo veo por tele. ¡¡¡Esto es maravilloso!!!
Me puse como
ejemplo para relatar con un poco más de detalles las experiencias (tampoco
tantos, no e’ nesario diría Carlos Saulín). La idea es que busquen ejemplos
similares en sus propias vidas. También me ha pasado estar con alguna chica que
yo creía “inalcanzable” (por la belleza física) y sentir la misma sensación de
sorpresa y alegría: “¡¡¡Guau!!! Yo, acá, y con esta chica. ¡¡¡No lo puedo
creer!!!”
Ahora, les
toca buscar a uds. mismos estas experiencias. Cabe destacar que, en los
ejemplos que di, por propia voluntad llegué a ese “estado”, por tener
experiencias previas. Ver un paisaje maravilloso, escuchar una melodía
agradable, oler el perfume de una flor, degustar una comida exquisita, tocar un
cuerpo delicado… cualquier excusa es buena para tomar consciencia y acordarse
de uno mismo (pero prestando atención, al mismo tiempo, del objeto, persona o
situación). Y no tiene por qué ser algo tan intenso. El solo hecho de estar
viendo televisión puede ser un buen momento para intentarlo. Tal vez, nos demos
cuenta de la basura que siempre miramos. O que la estúpida publicidad con la
musiquita pegajosa, no solo es estúpida, sino que logró su objetivo de quedarse
grabada en mí, justamente, por la musiquita pegajosa…
TO BE
CONTINUED…