Más de una vez hemos oído hablar de la justicia basada en la
ley escrita. Sobre todo, cuando escuchamos hablar acerca de las autoridades: “La
justicia dictaminó que...” (verán qué poco respeto le tengo a esta “justicia”
que ni mayúscula le pongo). Pero basarse en la letra muerta escrita en un
papel no parece ser lo mejor, al menos para mí. Y
más si observamos que las leyes tienen que ser escritas con palabras demasiado
formales, difíciles, de esas que no se usan ni remotamente en el lenguaje
cotidiano. Pero dejando de lado estas opiniones personales, es cierto que una
guía tiene que haber, si no, todo sería cualquier cosa. Sin embargo: ¡Qué tan
fácil sería que todos nos unamos y que todo sea un maravilloso espectáculo! Ah, no, cierto que esas cosas son utopía, y que lo normal es justificar envidia,
egoísmo, celos, hijaputez (¿clarito?), etc.
Y todo esto trae muchas ganas de hacer justicia por mano
propia, o sea, justicieros/as. Generalmente, esta gente PIENSA que actuaría
así, no es que haga en la práctica lo que suele decir (afortunadamente, porque
hay cada mentalidad)... Yo me reconozco ese defecto: justiciero. Que no es lo
ideal, porque lo ideal sería ser justo, que es el antónimo, aunque no lo parezca.
¿Y cuál es la diferencia? El justo
trata de ser imparcial, según valores morales y éticos más o menos objetivos
aunque, claro está, son SUS valores los que dictaminan lo que le parecerá
justo, pero en fin, un intento de imparcialidad hay. En cambio, el justiciero
busca imponer su idea de justicia, la cual puede estar desacertada. En todo
caso, imponer no es un lindo término y allí estaría el error. Además, se basa
en valores totalmente subjetivos acerca de la idea de justicia.
En cambio (y haciendo un importante giro) en la Justicia Divina está todo más
que claro. Sí, la de Dios, Universo, Karma, etc. No importa el nombre, más bien
los hechos. Muchos creen que no es tan así la cosa, otros se resignan y “Dios
sabe lo que hace”. De esto último, ni hablar, pero he constatado como todo vuelve, como dice la canción de
Axel. O como dice el Sexto Principio Hermético, o la “ley del bumerang”, o el
karma... este último ya lo había mencionado. En fin, todo está perfectamente
relacionado, aunque nuestra mente no esté concebida para comprenderlo. Y cuando
queremos razonarlo, nos perdemos en cien mil pensamientos distintos.
Se me olvidaba lo que muchos esgrimen como fundamento contra
estas Leyes Universales: famosas escorias de la humanidad, viviendo mucho
tiempo, con aparentes lujos y cantidad de amigos y bienes materiales; mientras
que gente de bien pierde su trabajo y tiene otros problemas. En este caso, si
diría: “Dios sabe lo que hace”. Pero solo para no andar explayándome mucho.
Acá, como es por escrito, me es más fácil y les explico mi idea: todo está
perfectamente relacionado. Lo que pasa está enlazado de una manera
impresionante, aunque no concebible para nuestra mente racional. Ejemplo
(extraído casi literalmente de un libro de Enrique Barrios, aunque no recuerdo
cual):
Un ladrón de un banco es abatido por la policía y muere al
instante. Karma para el ladrón: tal vez, por haber asesinado en esta u otra
encarnación; además para que aprenda que no debe robar. Ya tendrá su
oportunidad más delante de redimirse. Karma para el policía que disparó: el
haber matado a alguien, por más ladrón que sea, le jugará una dura pasada
en lo psicológico. Ahí, el puede hasta decidir no ser más policía, o hacer
custodias menos peligrosas por su cuenta. Y le podemos añadir una más:
karma/advertencia para uno que pasaba por ahí: al no andar bien económicamente,
había pensado que podía robar algún banco o joyería y que eso sea a lo que se
dedique en la vida, pero al ver esta situación, desiste.
Solo puedo decirles que uno de los grandes problemas está en
que los seres humanos evolucionamos, pero los sistemas atrasan siglos. Y ahí es
donde se genera la insatisfacción, frustración, las ganas de hacer justicia por
cuenta propia. Solo puedo recomendarles autoobservación, que les va a ayudar
para detectar cuando andan vibrando bajo, para intentar transmutar emociones o
pensamientos negativos. A veces saldrá, a veces no, pero con intentarlo, ya
habrán dado un paso gigante. Y con la práctica, podrán evitar contaminarse
internamente y serán más libres de hacer lo que les plazca.